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Anna Rodon: «Cuando miro un 'tió', veo la cara de su niño»

Esta artesana de 'tions' dejó su vida como veterinaria para confeccionar ilusiones navideñas

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MANUEL ARENAS

Cada 'tió' es un mundo, o sea, un niño. Lo sabe bien Anna Rodon (Mataró, 1975), que en el 2004 dejó su vida como veterinaria después de 5 años trabajando porque conoció a una niña ilusionada con la artesanía: ella misma. Registró la marca 'Annita Rodonita' -una de las pocas webs catalanas que se dedican a la venta en internet de los populares troncos de madera- y se fue a vivir a una masía perdida en el Montseny. Allí se pasa el año confeccionando manualmente ilusiones navideñas como quien prepara permanentemente una sorpresa que llega en diciembre puntual a los hogares catalanes.

-¿Cómo define su trabajo?

-Soy artesana. Hago productos relacionados con la cultura popular catalana; no sólo 'tions', también vestuario tradicional como barretinas o los vestidos de 'hereu' y 'pubilla'. Me gusta trabajar artesanalmente pero con un puntito industrial: puedo estar dos meses para conseguir un prototipo, pero una vez lo tengo me gusta que sean todos iguales.

-Hábleme del 'tió'. Tenía entendido que venía de la montaña.

-Y así es (ríe). A mi casa llegan a principios de octubre, aproximadamente, unos 700 'tions' provenientes de la montaña. En mi taller me encargo de ponerlos guapos: los tapo con su mantita y barretina para que no tengan frío y les pongo ojos y nariz. Cuando están listos, los llevo a las ferias para que ningún niño se quede sin su 'tió' en Navidad.

-¿En qué ferias participa?

-Ahora tengo cuatro paradas: en la 'Fira de Pessebres i Ornaments de Mataró', en Granollers, en la 'Fira de l'Avet d'Espinelves' y en la 'Fira de Nadal a la Sagrada Família'. En este negocio, tener cuatro paradas es una barbaridad. Soy una privilegiada, aunque el sueldo es justo.

-¿Cómo trabaja?

-Al margen de la web, sobre todo vendo durante el mes de diciembre. Lo que gano este mes me debe durar todo el año, y el resto de los meses me los paso produciendo.

-¿La web?

-Sí, lancé la página 'www.cagatió.cat' hace unos ocho años, que redirige a la web de mi marca. Por lo que he visto, soy una de las pocas artesanas que vende 'tions' en internet. Sobre todo envío a Catalunya, pero a veces también a otras partes del Estado.

-¿Cómo acaba una veterinaria vistiendo 'tions'?

-Cuando acabé la carrera, estuve 5 años trabajando y me di cuenta de que era mucha responsabilidad para muy pocos ingresos, muchos menos que ahora. Había meses que ni llegaba a fin de mes. Desde que empecé en la artesanía eso no me ha vuelto a pasar.

-¿Qué ha aprendido vendiendo 'tions' todo este tiempo?

-Que la gente, cuando ve el suyo en las ferias, sabe cuál es. Te lo juro. Se paran, miran y los matrimonios incluso discuten a veces porque cada uno quiere el suyo. Cuando alguien se enamora de un 'tió', no hay nada que hacer.

-¿Cómo explicaría la tradición a alguien de fuera?

-Diría que es mucho más que una tradición. Destacaría sobre todo su propósito educativo: lo bueno del 'tió' es que lo tienes que cuidar. Transmitir esa responsabilidad a los críos es muy importante. De hecho, nosotros damos el "carnet del 'tió'": una especie de DNI donde lo puedes identificar y poner su foto para que te acuerdes de él cuando ya no lo tengas. Hacemos un poco la broma, pero me encantan esos detalles.

El "carnet del 'tió'", idea de la artesana Anna Rodon / MANUEL ARENAS

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-¿Usted vende madera o ilusión?

-Ilusión, por supuesto. Cuando estoy haciendo un 'tió' y lo miro, veo al mismo tiempo la cara que pondrá en el futuro el niño que lo tenga en su casa. Visualizar esa expresión que ponen cuando lo ven me ayuda a esforzarme para tener productos de calidad, porque es importante para los más pequeños.