VUELCO EN LA CAPITAL CATALANA

Trias gana y apuntilla al PSC

El nuevo alcalde deberá elegir entre PSC y PP si quiere estabilidad en el mandato

JAVIER BELMONTE
BARCELONA

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las encuestas de última hora, incluida la que este diario publicó el lunes de la semana pasada, indicaban que aún había partido entre Xavier Trias y Jordi Hereu. Lo había, pero el candidato nacionalista lo ganó ayer casi sin despeinarse, sin bajar del autobús, como dijo el gran Helenio Herrera. Puso fin a 32 años de hegemonía socialista en las municipales barcelonesas. Y apuntilló al PSC, aferrado a un Hereu a quien tras las autonómicas dio por amortizado.

A la tercera fue la vencida, y Trias, también desahuciado por su propio partido a mediados del mandato, ha sabido renacer y administrar hábilmente el desgaste de Hereu, del PSC y del PSOE de Zapatero, especialmente a partir de ese gran fiasco del socialismo barcelonés que fue la consulta popular sobre la reforma de la Diagonal, de la que ahora se ha cumplido un año.

LA COMPLICIDAD DE FELIP PUIG // Tras aquel desaguisado, el candidato nacionalista declaró a EL PERIÓDICO: «Si no cometemos ningún disparate ganaremos las elecciones en un año». Y no lo ha cometido. Trias ha sabido sortear el voto del miedo al PP que su rival esgrimía durante la campaña y desactivar el rendimiento electoral que Hereu podía sacar de los tijeretazos delpresidentMas. E incluso ha sabido manejar con soltura la acampada de los indignados de la plaza de Catalunya, ante los que adoptó una actitud tolerante, desmarcándose de las posiciones beligerantes de la vicepresidenta Joana Ortega y obteniendo el silencio cómplice delconsellerFelip Puig, que anoche fue especialmente destacado por el vencedor.

¿Y tras la victoria, qué? Trias será alcalde, sin duda. Pero se ha cansado de repetir durante la campaña que si obtenía 17 concejales se veía en condiciones de gobernar la ciudad con acuerdos puntuales con unos y otros. No han sido 17, sino 15, uno más de los que tenía el PSC en el mandato que expira -18, si se suman los cuatro de ICV-EUiA, socio casi siempre fiel de Hereu- y que han dejado un cuatrienio de práctica parálisis municipal.

Si Trias no pacta unasociovergenciao no llega a un acuerdo de gobierno con el PP en alza -también el futuro alcalde citó a ambos anoche con palabras amables-, Barcelona se arriesga a cuatro años más de parálisis o, como mínimo, a un año de lo mismo, hasta que las elecciones generales del 2012 clarifiquen el mapa político español y la dirección de CiU apueste decididamente por cuales van a ser sus amistades durante los próximos cuatro años.

De la debacle socialista en Barcelona da fe un dato: con la abstención en retroceso respecto al 2007 y el voto en blanco prácticamente estabilizado, CiU ha ganado algo más de 16.000 votantes (ya sumó otros 8.000 en el 2007) y el PSC ha perdido 70.000, los mismos que ya perdió en las últimas municipales, cuando ya sacó los peores resultados de la historia de la democracia. Pero es que además los socialistas han perdido 13.000 votantes respecto a las autonómicas del pasado noviembre, otra de sus derrotas lacerantes.

LA INCÓGNITA METROPOLITANA // Así las cosas, queda otra gran incógnita. ¿Además de una posible parálisis del Ayuntamiento de Barcelona, habrá otra de la neonata corporación metropolitana? Desde la recuperación de la democracia, Barcelona ha sido económicamente solidaria con el desarrollo de los municipios vecinos. ¿Lo seguirá siendo el alcalde Trias pese a la reciente conversión convergente a la fe metropolitana?