Análisis

La sombra de Reventós contra Pujol

Antonio Franco

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En solo ocho años, el PSC ha pasado de casi todo a casi nada. Gobernaba la Generalitat y los ayuntamientos importantes, y ahora es carne de oposición. A eso hay que añadirle la impresión generalizada de que sus correligionarios del PSOE, destrozados el pasado domingo en toda España, tienen todavía lo peor por delante: las legislativas.

Los socialistas catalanes abordan además el momento delicado de los pactos municipales sin un libro de ruta consensuado internamente. Aplazaron -quizá por error- el debate anunciado tras la derrota en las autonómicas, posiblemente para demorar la cuestión indemorable de distanciarse del PSOE en Madrid, y ahora han de decidir sin red su estrategia para Catalunya. No es un tema menor. Tienen que elegir entre arrojar a CiU a los brazos del PP de Catalunya para que eso desgaste a los nacionalistas (aunque con el problema de que desgaste asimismo al conjunto del país) y les potencie para dentro de cuatro u ocho años, u optar por algún grado de su poco deseadasociovergencia.Han de decidirlo ahora, antes de su congreso.

Un pacto de colaboración limitada, en inferioridad, conArtur Mas, podría tener como bandera mantener al PP fuera del primer nivel de gestión en la política catalana, les daría algún rédito (seguir como segundos en el Ayuntamiento de Barcelona y retener Tarragona), y evitaría una imagenanti cuando la calle reclama acabar con el modo destructivo de hacer política. Tras sufrir en el poder el todo vale desde la oposición, eso significaría para el PSC un cáliz amargo añadido en nombre de la responsabilidad. Como telón de fondo de ese posible pacto, al PSC le reaparece la sombra de la histórica decisión deJoan Reventós de no colaborar conJordi Pujolen el inicio de la actual Generalitat. Despechados por una derrota imprevista, los socialistas empujaron a CiU a entenderse con ERC y lo pagaron muchos años.

Lasociovergenciano depende solo de los socialistas. Primero CiU debe decidir qué quiere hacer respecto al PP y si le conviene o no intentar rematar al PSC, a efectos de la cohesión y la conflictividad de la sociedad catalana en estos tiempos de previsibles tensiones. Por eso CiU debe mover pieza primero.