la carrera hacia la casa blanca

Romney, candidato republicano a la presidencia de EEUU

La convención confirma oficialmente al exgobernador de Massachussets

Mitt Romney y su esposa, Ann Romney.

Mitt Romney y su esposa, Ann Romney. / JDA DP

IDOYA NOAIN / Tampa (enviada especial)

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Hace más de cuatro meses que se sabía queMitt Romney, exgobernador de Massachussets, empresario financiero multimillonario, responsable de los Juegos Olímpicos de invierno en Salt Lake City, mormón, casado, con cinco hijos y 18 nietos, sería el nominado delPartido Republicano como candidato a la presidencia deEstados Unidos. Faltaba, no obstante, la confirmación oficial, y esta llegó el martes durante la convención enTampa (Florida), una cita ya entregada en cuerpo y alma, con un designado, a intentar sacar aBarack Obama de laCasa Blanca.

A las 17.40 de la tarde (las 21.40 en España), en el llamado 'roll call' en que los delegados elegidos en caucus y primarias estatales van dando sus votos al candidato ganador, habló Nueva Jersey. En ese momento, y aunque aún quedaban bastantes estados por anunciar su apoyo, Romney superó los 1.144 delegados necesarios para asegurarse la nominación. En las pantallas del Tampa Bay Forum aparecieron las palabras 'over the top' (literalmente "sobre el límite", pero también susceptibles de ser traducidas como "excesivo"), y la música instó a gritar ("Shout").

Vicepresidente, por unanimidad

Al final Romney consiguió 2.061 delegados. Y aunque en el proceso hubo visibles y sonoras protestas de los delegados del anarcocapitalista Ron Paul que pusieron en evidencia las tensiones dentro de distintas facciones del partido republicano, la coronación se consumó. Poco después, fue elegido por unanimidad como candidato avicepresidente Paul Ryan, un favorito del Tea Party y autor de una propuesta presupuestaria que encarna la apuesta republicana por la reducción del papel, el tamaño y el gasto del gobierno sin subir impuestos.

A partir de entonces, la jornada se dedicó a discursos en gran parte centrados en el ataque a Obama, al que el presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, definió, por ejemplo, como “un hombre de muchas palabras pero no de palabra”.

Intervenciones

Hubo intervenciones de objetivo milimetrado, como la de Rick Santorum que hablaba al ala socialmente conservadora; la de hispanos como el senador Ted Cruz con los que se busca romper la brecha con el voto latino o la de Nikki Haley. La hija de inmigrantes de India y gobernadora de Carolina del Sur, en su debut en una convención, demostró su potencial en la política nacional y no escatimó dureza en sus ataques a Obama, a los demócratas y a sectores vinculados a los progresistas como los sindicatos, a cuyos líderes llamó "macarras aliados al presidente".

Finalmente, llegó el horario de máxima audiencia en la televisión estadounidense, lo que verdaderamente da altavoz al mensaje de la convención, que ha estado compitiendo con la cobertura de Isaac, el huracán que ayer por la noche tocó tierra en Luisiana solo un día antes del séptimo aniversario del'Katrina'. Y entonces entró en escena la potencial primera dama, Ann Romney. Con destacable energía y comodidad en su --de momento-- más importante aparición pública, la esposa de Romney se esforzó por hacer el retrato humano de un candidato que, según demuestran los sondeos, no logra disparar la empatía en los ciudadanos estadounidenses.

Su misión, reconocida por estrategas y observadores, era presentar el lado más humano deRomney y frenar los efectivos ataques a distintos frentes de su personalidad que han estado lanzando los demócratas. Y para hacerlo defendió su éxito económico ("no entiendo que se cuestione"), y habló de su romance juvenil convertido en 43 años de matrimonio, de su vida como una pareja "real, no de cuento". Mirando fijamente a la cámara prometió que "Romney no fracasará" y dijo: "Podéis confiar en Mitt". Acabó y él entró en el escenario. Se dieron un beso en los labios y saludaron.

Calculado mensaje

Entre los presentes en el Tampa Bay Times Forum Ann Romney fue un éxito absoluto. Ahora queda ver cómo interpretan su discurso los medios y, especialmente, si su calculado mensaje cala entre los ciudadanos.

La noche la cerró el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, uno de los republicanos más potentes en el partido y cuyo nombre sonó en muchas quinielas como potencial candidato a vicepresidente. Según publicó ayer el tabloide del conservador Rupert Murdoch 'The New York Post', Romney llegó a ofrecerle antes que a Ryan el número 2 pero Christie no lo aceptó por varios motivos, entre ellos una supuesta falta de confianza en la capacidad de Romney de ganar el 6 de noviembre.

Christie, dueño de un estilo franco que ayer volvió a mostrarse en Tampa, acalló esas hipótesis dando y pidiendo firme apoyo para Romney. Cierto es también que, en buena parte de su discurso, el gobernador pareció estar lanzando más la campaña para su propia carrera presidencial que la de Romney. Y en el vídeo que le presentó, en su propia voz, defendió la necesidad de ser "fiel a uno mismo" y coherente. Precisamente los cambios de postura han sido uno de los problemas para el flamante candidato.