El debate entre Obama y Romney; combatiendo percepciones

El republicano quiso transmitir una imagen compasiva mientras que al presidente, más agresivo, le sobró arrogancia

Mitt Romney besa a su esposa, ante Barack Obama, anoche, al final del debate presidencial.

Mitt Romney besa a su esposa, ante Barack Obama, anoche, al final del debate presidencial. / CD JWE**DC**

RICARDO MIR DE FRANCIA / Washington

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Casi al final del debate presidencialentreBarack Obama y Mitt Romney, después de un combate político extraordinariamente sanguíneo y entretenido, el republicano quiso hablarle de corazón a los votantes. "La campaña del presidente ha querido caracterizarme como una persona muy diferente a la que soy", dijo en tono de confesión. "Yo me preocupo por el 100% de los estadounindeses. Quiero que el 100% de los estadounidenses tenga un futuro brillante y próspero", siguió. "Soy una persona que quiere ayudar con la experiencia que tengo... Mi pasión probablemente deriva de que creo en Dios. Creo que tenemos la responsabilidad de cuidar los unos de los otros".

Como bien apuntó Romney, ese no es el político que han dibujado los demócratas durante la campaña, y la de ayer era una de sus últimas oportunidades para cambiar percepciones. Lo hizo presentándose como unconservador compasivo, pero también como un nacionalistaacérrimo dispuesto a apretarle las tuercas a China. Romney le recordó al país que había sido misionero de su iglesia e incluso se atrevió a sacar del cajón su denostada reforma sanitariaen Massachussets para convencerles de que suscomentarios despectivos sobre el 47% de los estadounidensesno fueron más que humo. "Conseguí asegurar al 100% de mi gente", dijo confiando a la virtud de la ciudadanía el juicio definitivo sobre su verdadera identidad.

Los momentos de Romney

Romney tuvo algunos buenos momentos, como al detallar las promesas incumplidas de Obama respecto al déficit, lareforma de los programas sociales, la creación de empleo, lareforma inmigratoriao la bajada del precio de losseguros sanitarios. Pero desperdició buenas oportunidades para hacer sangre con el asunto de Libia o para disipar las suspicacias sobre susplanes fiscales y el posible impacto negativo que tendrán sobre lasclases medias.

Preguntado desde el público que especificara qué deducciones eliminará para pagar por el masivo recorte de impuestosque propone para todos los tramos fiscales, volvió a salirse por las ramas. "Cogeré una cifra, pongamos 25.000 dólares en deducciones y exenciones, y tu decides cuáles utilizas", respondió.

Empatía y arrogancia

El presidente esta vez no le pasó una. Estuvoenchufado y agresivoy defendió con convicción su programa. Incluso defendió por primera vez en mucho tiempo las energías renovables y las ayudas que ha otorgado su Administración al sector, uno de los flancos utilizados por los republicanos para atacarle tras la quiebra y el clientelismo destapados en algunas de esas empresas.

Por momentos a Obama le sobróarroganciay le faltó un poco más deempatíacon esosvotantes independientesdel público que se levantaron para hacer las preguntas. Al responder a una sobre los planes de los candidatos para regular elacceso a las armasde asalto, Obama contó cómo hace un mes estuvo con una de las víctimas de Aurora, un chaval que recibió un disparo en la cabeza. "Unos dos meses después este joven y su madre reaparecieron y él parecía estar increíblemente bien, como si estuviera nuevo", dijo con una increíble dureza y frialdad, como si le respondiera a un periodista incómodo en la sala de prensa.

Los puntos débiles republicanos

Pero Obama esta vez hizo lo que quería su partido, esencialmente presentar a Romney como un extremista con doblez, más preocupado en salvarle el pellejo a los ricos que al resto del país. Lo hizo aludiendo a sus posiciones en emigración o respecto a losanticonceptivos, recordando cómo su empresa invirtió en compañías que deslocalizaron empleos fuera del país oatacándole con los impuestos que paga.

El presidente recurrió a una pregunta del programa '60 minutos', en el que entrevistaron a Romney. "¿Es justo que alguien como usted, que gana 20 millones al año, pague menos impuestos que un conductor de autobús que gana 50.000 dólares al año? Y él dijo, sí: 'creo que es justo'. No solo eso, sino que dijo 'creo que así es cómo crece la economía'", explicó Obama.

El debate ayudó a contrastar lasdos visiones de país. Fue también una noche plagada de cifras y estadísticas a menudo contradictorias, de modo que, al final la actitud y la imagen que cada uno transmitió de sí mismo y pudo moldear del otro, posiblemente tendrán un efecto decisivo. Y es que al final nuestras decisiones suelen ser bastante intuitivas