FUNDACIÓN BENÉFICA

Zuckerberg o la filantropía 3.0

El fundador de Facebook, Marck Zuckerberg, ha seguido la estela de los multimillonarios Warren Buffett y Bill Gates y se ha convertido en el filántropo más joven al comprometer 42.000 millones de euros y situar a Silicon Valley en el culmen de las donaciones

El fundador de Facebook donará 42.000 millones de euros

Mark Zuckerberg

Mark Zuckerberg / periodico

IDOYA NOAÍN / NUEVA YORK

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Según el dicho, algunos niños nacen “con un pan debajo del brazo” pero Maxima, o Max, la primera hija de Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla ChanMark ZuckerbergPriscilla Chan, ha llegado con mucho más: 45.000 millones de dólares. Ese es el valor que, a día de hoy, tienen el 99% de las acciones de Facebook de las que son titulares el fundador de la red social y Chan y ese es el porcentaje de títulos que han anunciado que, a lo largo de sus vidas, donarán o “redirigirán” a “filantropía", defensa pública de causas y otras actividades para el bien común”.

El anuncio representa el culmen de la filantropia 2.0, como algunos han bautizado las nuevas formas de donación tras el impacto de Silicon Valley en ese mundo de lo que antes se conocía como caridad o beneficiencia, aunque quizá debería ser la versión 3.0 dando el segundo lugar a la revolución que marcaron antes que los jóvenes tecnócratas gente como Warren Buffet Bill Gates. En cualquier caso, es “destacable por la cifra, alta, enorme” y “bueno para la gente tan joven” (Zuckerbeg tiene 31 años y Chan, 30), según dice en una entrevista telefónica Harvey Dale, profesor de NYU experto en filantropía y derecho internacional y presidente fundador de 1982 a 2001 de Atlantic Philantropies, la organización del millonario Chuck Feeney que en algunos aspectos sentó las bases del modelo actual (aunque Feeney inicialmente buscara el anonimato, algo impensable y “quizá imposible” hoy según Dale).

EVOLUCIÓN Y FUTURO

El paso dado por Zuckerberg y Chan, que suman sus nombres a los de históricos filántropos estadounidenses como Andrew Carnegie o John Rockefeller, tiene también particularidades y estas pueden ayudar a entender la evolución, el presente y, quizá, el futuro de la filantropía en Estados Unidos. En lugar de donar dinero a organizaciones ya existentes (como la pareja venía haciendo desde hace unos años con resultados diversos) o de establecer su propia fundación (como hicieron Bill y Melinda Gates) Zuckerberg ha incorporado un nueva entidad, la Iniciativa Chan Zuckerberg, establecida como una sociedad de responsabilidad limitada (LLC por sus siglas en inglés).

Según ha comunicado Facebook, a través de esa sociedad (a la que en los primeros tres años no se destinarán acciones por valor de más de 3.000 millones de dólares) “se financiarán ONGs, se realizarán inversiones privadas y se participará en debates de política, en cada caso con el objetivo de impactar en áreas muy necesitadas”. En el caso de las inversiones, cualquier beneficio “se usará para financiar trabajo adicional para hacer avanzar la misión”.  Zuckerberg, además, seguirá manteniendo el control de los títulos y su poder de voto en Facebook.

El modelo, que coincide con el auge de las llamadas “inversiones de impacto” (en las que se combina la búsqueda de beneficios a la inversión a la vez que se intentan hacer avanzar causas sociales o medioambientales”), no es nuevo. Antes que Zuckerberg y Chan crearon sociedades limitadas para su trabajo filantrópico Laurene Powell, la viuda de Steve Jobs, o el cofundador de Facebook Dustin Moskovitz y su esposa, Cari Tuna. Eso les permite mayor control y, también, superar el sistema de becas o donaciones para practicar también inversiones o lobby que por las leyes fiscales de EEUU no puede hacer una organización no gubernamental.

PRECEDENTES

Dale recuerda también que el creciente activismo vinculado a la filantropía tampoco es ni mucho menos exclusivo de Silicon Valley. El profesor menciona, por ejemplo, a la fundación Cummings, que abordó cuestiones como la educación de los negros a principios del siglo XX, o a George Soros, que ha hecho también “muchas donaciones bastante controvertidas, algunas personales y algunas caritativas”. Asimismo, coloca a Zuckerberg en una senda, o una tendencia, que sería  impensable sin Warren Buffet y Bill y Melinda Gates. El financiero e inversor de de Berkshire Hathaway y el fundador de Microsoft lanzaron en 2010 el Giving Pledge (compromiso de donación), en el que animaban a milmillonarios a donar al menos la mitad de sus fortunas mientras estuvieran vivos y que ya han firmado 138 personas o parejas, incluyendo Zuckerberg y Chan.

Hay, no obstante, diferencias que los propios Buffet y Gates han reconocido. El primero comprometió la donación del 99% de su fortuna cuando tenía 75 años, tras la muerte de su primera esposa, y Gates ha reconocido que no pensó en la filantropía durante sus primeras décadas en Microsoft y lanzó con su esposa su fundación en el 2000, cuando tenía ya 45 años.

 “La decisión de Mark muestra que, cuando se trata de filantropía, los 30 son los nuevos 70”, ha declarado el exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, también importante filántropo. “El enfoque tradicional de las donaciones, dejarlo para la edad anciana o la muerte, está cayendo en desuso, como debe ser”.

EL DEBATE

Lo que tampoco es nuevo es el debate sobre la filantropía en general y si esas donaciones –o las actuales inversiones, lobi y activismo– son el camino de futuro. Ya en la primera mitad del siglo XX, un juez del Supremo, Louis Brandeis, aseguró que “podemos tener gran riqueza en manos de unos pocos o una democracia, pero no ambas”, una frase cuyo sentido cobra especial relevancia ahora que la desigualdad económica está disparada (San Francisco y la zona de la bahía, donde están estos donantes 2.0, es una de las ciudades más desiguales de EEUU). Y en un artículo de 2013, Peter Buffet, hijo del oráculo de Omaha y presidente de una fundación beneficiada por su padre, escribía: “¿Es el progreso realmente que haya conexión de wifi en cada esquina? No. Es cuando en ningún lugar del planeta se vende a una niña de 13 años para sexo”.

Zuckerberg ya ha tenido experiencia. Los 1.600 millones que había donado hasta ahora incluyeron 100 millones para el sistema escolar en Nueva Jersey en un proyecto que muchos consideran un fracaso. En cualquier sabe que haga lo que haga habrá controversia, como decía el año pasado en una conferencia. Pero aun así ha dado el paso. “Hará falta práctica. No vas a ser perfecto a la primera”, decía en un vídeo colgado antes de que naciera Max.