El trabajo en la era de los bits
Agustí Sala
Redactor jefe de Economía
Además de El Periódico, trabajé de 1989 a 1990 en La Economía 16, como responsable de Economía en el Diari de Barcelona, de 1989 a 1990; en la sección de Economía de TVE Catalunya de 1987 a 1989, en Antena 3 de Radio, de 1985 a 1987 y en el Diari Menorca, de 1983 a 1985 y Radio 80-Menorca. Además la licenciatura en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (1992-1986), tengo un posgrado en dirección general (PDG) 2011-2012y un curso de Márketing Digital y Redes Sociales por la EAE Business School
Olga Grau
Directora adjunta
AGUSTÍ SALA / OLGA GRAU / SITGES
En muchos momentos de la historia se ha vaticinado el final del trabajo, como consecuencia de revoluciones o avances tecnológicos. Pero, luego, siempre se han creado nuevos empleos. Nuevas oportunidades. Y es lo que probablemente sucederá con la revolución digital y el reto de la sostenibilidad, cuestiones que protagonizan la XXXIII Reunió Cercle d'Economia a Sitges.
Aunque la lección histórica parece tranquilizadora, conlleva riesgos, como ha alertado el premio Nobel de Economía 2014, Jean Tirole, ante un auditorio de empresarios, directivos y académicos que participan en estos tradicionales encuentros anuales, que en esta ocasión han optado por analizar estos retos bajo el lema 'Sociedad, política y economía en tiempos de incertidumbre'.
Uno de los retos es no anticiparse o precipitarse con recetas rápidas y erróneas. El autor de 'La economía del bien común' y profesor de la Tolouse School of Economics ha sido muy contundente sobre las amenazas posibles: "Si queremos frenar los populismos tenemos que prepararnos para la digitalización" y su impacto en el mercado laboral, pero no solo en los empleos que carecen de cualificación sino en los cualificados. Es posible, ha explicado, que en 10 años, computadoras con complicados algoritmos diagnostiquen mejor enfermedades que los médicos.
RASGOS COMUNES
Tirole ha afirmado que, pese a que los populismos se presentan con "diversas vestimentas y causas en cada país", tienen rasgos comunes. Y tienen su caldo de cultivo en "la ansiedad por los cambios tecnológicos, la crisis económica, la desaceleración del crecimiento, el aumento de la deuda...". De hecho, ha agregado, se alimentan "de la frustración de los perdedores", que deriva en descontento social.
Pero Tirole no ha sido el único que ha teorizado sobre estas transformaciones y lanzado señales de aviso. La transformación que vendrá traerá la mayor destrucción de empleo que se ha visto en la historia. No solo por la digitalización, sino por los robots y la inteligencia artificial, según el consejero delegado de Unilever, Paul Polman.
En todo caso, los retos que vienen no los pueden afrontar solo los poderes públicos y es necesaria la implicación del sector privado. Como no existe una gobernanza global, a pesar de que se ha globalizado la economía, el modelo al que se puede recurrir son los objetivos de sostenibilidad que ha desarrollado la ONU y con los que Unilever colabora, dijo. Se trata de un plan de acción moral, un plan de choque, explicó Polman. La globalización ha sacado millones de personas de la pobreza pero lo ha hecho de forma poco sostenible. La presión sobre el planeta es enorme, ha advertido el máximo ejecutivo de uan de las mayores multinacionales de gran consumo.
Dada la dimensión del reto, muy descriptiva, Cristina Gallach, secretaria general adjunta de la ONU, parafraseando a Nelson Mandela, utilizó un proverbio africano para marcar el camino: "Si quieres ir rápido, ves solo; pero si quieres ir lejos, ves acompañado".
DESPIDOS Y COTIZACIONES SOCIALES
A juicio del Nobel de Economía Jean Tirole, nos encontramos en una situación de "tormenta perfecta", en la que conviven "cada vez más puestos de trabajo que se convertirán en obsoletos, con la inmigración, que es una oportunidad para la economía". Todo ello hay que saber gestionarlo y anticiparse a los cambios.
No se ha limitado a alertar sobre los riesgos sino que ha planteado soluciones. "Hay que proteger al trabajador, no el puesto de trabajo", ha sentenciado. Y eso solo se puede hacer a través de fondos de formación. Una solución sería un sistema de 'bonus-malus', con contrato único, sin distinguir entre fijo o temporal, mediante el que las empresas que despidan paguen más cotizaciones y las que no lo hagan sufran menos cargas.
También ha advertido de que las nuevas compañías de sectores como, por ejemplo, la biotecnología, son firmas de éxito, creadas por una, dos o tres personas y que pueden deslocalizarse a otros países, donde les ofrezcan mejores condiciones. "Es un perfil muy móvil. Son las que se pueden llevar el gato al agua".
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