Las finanzas de la Generalitat

Solemnizar la frivolidad

JOAQUIM COLL
HISTORIADOR

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¿Se acuerdan de esos sugerentes relojes blandos, derretidos, que pintó el genio surrealistaSalvador Dalí? Pues algo así le ha sucedido al pacto fiscal, obligado a deslizarse, a doblarse, ante el muro del rescate que el Govern deArtur Mas tiene que solicitar al deMariano Rajoy. Elconseller Mas-Colellfue imprudente en unas declaraciones en la BBC y explotó la bomba antes de tiempo. Un rescate que los nacionalistas viven con un bochorno disimulado, pues golpea fuertemente su imagen dentro y fuera de España.

La verdad es que el asunto del pacto fiscal se ha gafado a marchas aceleradas: los últimos encuentros han tenido un aire surrealista en medio de la catástrofe financiera y la gravedad de la crisis. Sobre la sesión de ayer planeó una clara incomodidad ante el destrozo general que vive el país en todos los frentes. La consigna que lanza el oráculo del Govern, según el cual rescate y pacto fiscal van ahora de la mano, produce hilaridad, pues es puro dislate.

¿Qué vimos ayer, tras tantos meses de dimes y diretes? Pues que CiU no consiguió su principal objetivo: sumar al PSC al núcleo duro de la propuesta. El apoyo socialista a la mayoría del texto no puede esconder que los socialistas no cedieron ni al deseo, querido sobre todo por CDC y ERC, de una agencia tributaria catalana sin participación de la estatal, ni tampoco a la idea de fijar una cuota de retorno al Estado por los servicios que presta en Catalunya, emulando el concierto vasco, aunque añadiéndole una coletilla solidaria.

El pacto, pues, no suma más apoyos que los que ya tenía hace nueve meses cuando se votó por primera vez en una comisión del Parlament. La abstención del PSC en estos puntos clave es solo un gesto de buena voluntad. En cambio, el voto en contra del PPC en bastantes más aspectos, evidencia que cuandoMasvaya a la Moncloa recibirá unos nones al mejor estilo gallego.

Que la mejora de la financiación por la vía del concierto no tiene por ahora recorrido político, ni dispone tampoco de anclaje jurídico, lo sabe todo el mundo. YMasel primero, que pronto tendrá que decidir si convoca elecciones anticipadas, cosa que seguramente hará antes de la próxima primavera.

No en vano, este era uno de los móviles que habían impulsado a CiU a adelantar un año el debate sobre la financiación, sabiendo que el fracaso estaba asegurado si optaba por la vía del concierto. Como subrayó Joaquim Nadal, ayer se solemnizó una frivolidad, a la que todos contribuyeron un poco.

En los próximos meses, se dirán muchas cosas, se hablará nuevamente de choque de trenes y de caminos inciertos. Pero de todo, lo único realmente importante será saber bajo qué programa electoral concurrirá CiU a las próximas elecciones. Con qué nueva pirueta nos sorprenderá, si sigue haciendo gimnasia independentista o si elpresidentMas y los suyos están decididos ya a disputar la carrera final.