FERIA GASTECH

El sector del gas aprovecha las trabas al diésel

En el 2030 la demanda mundial de energía habrá bajado hasta los niveles del 2015

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Eduardo López Alonso / Barcelona

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El sector energético avanza de manera inexorable a una transformación. Alzas de impuestos y exigencias medioambientales son catalizadores para el cambio ya en marcha. Las energías fósiles contaminantes deben dejar de ser el centro del universo energético mundial y ceden terreno a las renovables o al menos a otras fuentes menos contaminantes. La feria Gastech celebrada en Barcelona esta semana y que cierra hoy ha sido el escaparate de esa tendencia, no porque el gas reivindique un origen renovable que no tiene, sino porque se ha convertido en fuente energética clave para la transición. El argumento es que las emisiones generadas por la combustión de gas son más bajas que las de otros productos derivados del petróleo y esa baza es vista por el sector energético como básica para ganar cuota de mercado.

Aseguraba el presidente de Repsol, Antoni Brufau, en los parlamentos de apertura de la feria que el gas es un negocio con buenas perspectivas: "El gas es el sistema más adecuado para el respaldo de las fuentes de energía renovables, por lo que en el futuro tendrá un elevado crecimiento", dijo. Léase oportunidad de negocio. Y los expertos apuntan a un alza de los precios en el futuro que hará dóblemente interesante la venta de gas. Y sobre todo, las trabas fiscales y de toda índole a otros derivados del petróleo dejará al gas como la alternativa menos contaminante pero suficientemente eficiente.  

El horizonte 2030 se ha convertido en la frontera temporal objetivo de las compañías, huérfanas todavía en España de un marco legal claro para realizar sus apuestas inversoras, pero convencidas de que el gas es una garantía de futuro. El mismo Comité de Expertos creado por el anterior Gobierno, a instancias del Congreso, para asesorar a la hora de definir la estrategia frente al cambio climático tiene claro que el futuro pasa por las energías renovables, especialmente la fotovoltaica, el auge del gas y la menor demanda de petróleo. Todo ello aderezado con un marco fiscal propuesto orientado a lastrar a los combustibles fósiles contaminantes, algo que abona el crecimiento de la energía eléctrica y el gas como alternativa. 

En opinión de Antonio Melcón, director general de Cepsa Gas Comercializadora, "el papel del gas debería ser especialmente relevante como tecnología de transición en el transporte pesado de mercancías, en autobuses, en ferrocarriles y en transporte marítimo". Que los buques utilicen gas es una vía para reducir emisiones y compañías como Cepsa ya han tomado posiciones, aunque reconocen que el cliente doméstico también percibirá los cambios. En opinión de Filipe Henriques, director de GLP, GN y Electricidad Residencial, el futuro pasa por la diversificación del negocio, "ofrecer servicios integrales de energía con ventajas en precio para los clientes".  

El mayor crecimiento

En esa transición, un estudio realizado por Cepsa sobre la evolución de la energía en los próximos 12 años prevé que el gas natural sea la fuente de energía fósil de mayor crecimiento, "superando al carbón como segunda fuente energética detrás del petróleo". En esa proyección, el estudio apunta a que la cuota de mercado del gas natural licuado en la demanda de gas aumente del 10% actual al 15% en el 2030. Y en términos de demanda, la mayor parte se divide entre la movilidad y la industria, donde las transformaciones deberán ser más sensibles.

Evolución de la demanda

En cualquier caso, la defensa medioambiental tendrá un efecto claro; tras un periodo de mayor demanda, el nivel en el 2030 será equivalente al existente en el 2015. Una reordenación en toda regla. El estudio de Cepsa es hasta más conservador que el de los expertos del Congreso en materia de gas natural. Y en cuestión de movilidad, la transición parece que será más lenta de lo que muchos han dibujado. La aviación, los vehículos pesados y la navegación marítima sustentará la mayor demanda de combustibles, que en gran medida serán contaminantes, aunque el mandato sobre azufre impuesto por la Organización Marítima Internacional obligará a mejoras medioambientales en el sector.

Coches eléctricos

En transporte por carretera los cambios serán más evidentes para la población. Según los expertos de Cepsa, el parque de vehículos eléctricos llegará a un millón de coches en el 2030, pero eso supondrá solo el 4% del parque total. La idea es que los motores de combustión seguirán dominando el parque de vehículos y los híbridos consolidarán un mayor peso en el mercado. Los coches alimentados por gas licuado serán del orden de 300.000 y sobre los de gas comprimido nadie se atreve a hacer previsiones, ya que todo dependerá de las ayudas regulatorias para la expansión de puestos de recarga o la compra de vehículos adaptados.