SECTOR FINANCIERO

Popular pierde otros 137 millones lastrado por el 'ladrillo'

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P. ALLENDESALAZAR / MADRID

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La indigestión del ladrillo sigue lastrando las cuentas del Popular. El banco perdió 137 millones de euros en el primer trimestre, tras los números rojos de 3.611 millones del año pasado (126 millones más de lo anunciado inicialmente por los errores detectados hace una semanas). El nuevo consejero delegadoIgnacio Sánchez-Asiaín, ha admitido este viernes que son unos resultados "agridulces", ya que los ingresos cayeron menos de lo esperado pero las provisiones para afrontar pérdidas futuras superaron las previstas. Pese a ello, las acciones del banco se han disparado 8,85 % en bolsa en su mejor sesión desde el pasado uno de diciembre.

El banco realizó saneamientos de 496 millones (311 millones para los activos inmobiliarios), un 69,9% más que un año antes, lo que provocó que las ganancias del negocio sano bajaran un 34,5%, a los 180 millones, y las pérdidas del ladrillo aumentaran el 75%, a los 317 millones. La morosidad ha subido en el año del 12,68% al 14,91% y el peso de las provisiones sobre los activos tóxicos ha mejorado ligeramente al 45,22%, con lo que ambos indicadores siguen peor que los de la competencia. Los activos improductivos se han reducido en 569 millones en el trimestre, un ritmo que el banco espera más que cuatriplicar en el año, aunque segurián siendo elevados (cerró marzo con 36.839 millones).

Otro problema es que tiene un nivel justo de capital: 11,91%, apenas 53 puntos básicos por encima del mínimo legal. El ratio que mide la solvencia como si los requisitos de capital previstos para el 2019 estuvieran ya vigentes, además, está en el 7,33%, con lo que no cumpliría lo exigido. El ejecutivo, en este sentido, ha dejado abierta una vez más la posibilidad de hacer una macroampliación de capital, que sería la cuarta en los últimos años, tras haber captado ya unos 5.400 millones con fuertes pérdidas para los accionistas.

VENTAS Y FUSIONES

Sánchez-Asiaín también ha afirmado que hay “conversaciones avanzadas” para vender algunos activos no estratégicos, entre los que podrían estar la unidad de tarjetas WiZink y la filial estadounidense Total Bank. Asimismo, reconoció que “desde el 2008 ha habido "conversaciones continuas" entre banqueros sobre fusiones, pero que de momento no han pasado de “conversaciones de almuerzo” y el Popular no ha recibido aún ninguna propuesta “seria”.

El mercado está a la espera de que Emilio Saracho, presidente de la entidad desde el pasado febrero, presente su nueva estrategia. Pero Sánchez-Asiaía ha retrasado “hacia el verano” su anuncio. “El principal problema del Popular es la falta de confianza del mercado; no queremos generar unas expectativas que no podamos cumplir”, ha argumentado. El banco está retasando 40.000 inmuebles y analizando a fondo su balance para ver cuántas provisiones adicionales necesita para acelerar la venta de activos inmobiliarios tóxicos y qué capital adicional precisa para elevar esas provisiones. La incertidumbre le pasó factura: perdió 800 millones de depósitos minoristas entre enero y marzo, pero considera que ya ha estabilizado las salidas (en marzo captó 1.000 millones).

CRÍTICAS AL PASADO

El exdirectivo del BBVA y KutxaBank, en este sentido, ha asegurado que el Popular no está sufriendo "ningún tipo de presión" por parte del Banco Central Europeo (BCE) para acelerar sus planes. El miércoles pasado, ha explicado, estuvo en la sede del supervisor para pasar el habitual examen que se hace a los banqueros que acceden a un nuevo cargo. "La relaciones son extraordinarias, muy buenas. No nos están presionando para nada, nos tratan como a todos los demás", ha mantenido. También ha negado que le preocupen los anuncios de varios despachos de abogados de que van a demandar a la entidad: "Ha habido rumores en la prensa, pero nadie se ha dirigido oficialmente a nosotros y creo que no hay base para ello".

En su primera rueda de prensa como número dos del banco, el ejecutivo ha evitado cargar frontalmente contra el equipo de gestión anterior, liderado por Ángel Ron: "No soy quién para interpretar el pasado, no lo voy a hacer". Con todo, sí que ha lanzado algunos dardos. Así, ha asegurado que el 'proyecto Sunrise', la medida estrella de sus antecesores para sacar del balance a una entidad nueva parte de los activos inmobiliarios, está "totalmente abandonado"; ha criticado que la "exposición de activos improductivos es muy grande y se ha tardado en segregar"; ha lamentado que "todos los cambios que los bancos han tenido en diez años, el Popular los ha tenido que hacer en 8 o 10 meses: el banco más introvertido se ha visto todos los días en la prensa de forma desaforada"; y ha afirmado que la pérdida de la confianza del mercado que sufre el banco se debe a que el último plan de negocio de Ron resultó "insuficiente, inexacto o incorrecto".