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Oriol Morató: Artesanía mecánica única

Oriol Morató fabrica piezas con alta precisión desde Sant Quirze de Besora para varias industrias

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Carme Escales

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Cuando era niño, en estas fechas Oriol Morató (Torelló, 1988) ya había anotado en su carta de Reyes algún mecano. Le encantaba encajar piezas. Hoy lo hace con mucha más precisión y profesionalidad desde la empresa de soluciones mecánicas que abrió a finales del 2014.

Entre sus clientes se halla el grupo Red Bull Racing Scuderia Toro Rosso, para el que el joven tuvo la fortuna de trabajar directamente en su fábrica de Faenza (Italia). El equipo de Fórmula 1 fichó a Morató porque en una feria internacional del sector del motor la escudería descubrió que había resuelto un problema técnico de difícil solución que ellos también tenían. 

Oriol Morató lo había solventado en una de las máquinas de fabricación de Soler & Palau, en la que él aportaba sus conocimientos en programación de máquinas. En dos semanas resolvió también el problema a la escudería italiana. Tras ocho meses con ellos, Morató se vio con 25 años, un buen sueldo y confianza en él por la responsabilidad que le otorgaron, pero también solo en medio de Italia, en un pueblo de 25.000 habitantes. Y se despidió.

Habían empezado a ofrecerle trabajos en Catalunya y vio que como autónomo podría asegurarse diversos clientes. Uno de ellos, la escudería Toro Rosso a la que dijo adiós como parte de su plantilla y de la que se convirtió en consultor. También figuran en su cartera de clientes SeatIndustria de Turbo Propulsores (ITP), fabricante de motores de avión filial de Rolls-Royce; el Grupo Aciturri y GAZC de Madrid, una compañía especializada en la fabricación y montaje de conjuntos y piezas para el sector aeroespacial.

Sin web

Para impulsar la empresa, Morató no necesitó ni página web, ni nombre comercial. En los dos primeros años contó con 650.000 euros de inversión y una valiosa ayuda de arranque del programa de desarrollo rural Leader. Luego le bastaron un par de clientes para que el boca en boca corriera entre las industrias ávidas de un laboratorio mecánico de precisión como el que había montado para realizar prototipaje, moldes, matrices y utillaje. Y el principal cliente, que supone el 60% del negocio, lo tenía muy cerca. «Es el clúster de perfumería de la Vall del Ges, empresas especializadas en packaging del sector de perfumes y cosmética de grandes marcas. Para ellos hacemos utillajes y matrices», comenta Morató.

«Normalmente de tu experiencia en lo local creces a lo global. En mi caso, desde lo global he llegado a aportar mi experiencia fuera en lo local, como pieza auxiliar de la gran industria, y aprovechando las sinergias del territorio», dice.

Su empresa cierra este año superando los 160.000 euros de facturación. 300 metros cuadrados en Sant Quirze de Besora son su espacio de trabajo, donde un empleado y un colaborador autónomo se sirven junto a él de ocho máquinas que esculpen piezas únicas. Una de las máquinas proviene de Suiza y data de los años 60. Morató la localizó y la ha adaptado a sus necesidades como proveedor de precisiones mecánicas para el sector de la perfumería en Torelló, la aeronáutica en Madrid y País Vasco y la automoción en Catalunya.