protesta en la calle

Los de mayo del 68 piden una pensión digna

Se apuntaron a una revolución en los años de su juventud y han decidido volver a la carga para cambiar una realidad que les ha dado la espalda

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Max Jiménez Botías

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Siguen al pie del cañón. O como Enric, el 'speaker'  que ha guiado desde lo alto de una camioneta a las miles de personas que han acudido este sábado a la manifestación convocada por la Marea Pensionista, no se esconden en su teórico retiro: "Se pensaban que nos tenían metidos en los casales. Se pensaban que estábamos en los jardines jugando a la petanca, pero no, no y no. Aquí estamos los de mayo del 68 de nuevo en la calle".

Ayer sonó como si fuera verdad. Como si aquella generación que pretendió hacer una revolución hubiera vuelta a levantar los adoquines de la calzada. Aunque, también es verdad, este sábado no había adoquines. En su lugar, mucha indignación: "Estamos preparando con mucho trabajo lo que es una respuesta a un indignidad: que se crean que las pensiones son una limosna. Y no son una limosna. las pensiones son un derecho ganado y pagado por todos vosotros", bramaba desde lo alto de la furgoneta.

Enric les dejó claro a las más de 30.000 personas --según la Guardia Urbana, 100.000, según los organizadores-- que decidieron expresar su rechazo a la estrategia del PP encaminada a modificar ("abaratar" las pensiones), que estaban allí para cambiar la ley. "Tenemos capacidad para cambiar esta sociedad que no nos gusta. Somos gente que se ha 'baquetado' en las calles", gritaba con vitalidad roquera.

Vocalía y liderazgo

Vocalía y liderazgo no son sinónimos en el caso de la marea pensionista: el segundo papel le toca a Domiciano Sandoval,  líder vecinal en el barrio del Clot de Barcelona y desde hace cinco años, de la marea. Respondía a la pregunta sobre por qué hay que movilizarse por las pensiones: "Lo que quieren es cargarse el sistema para entregárselo a la banca para que lo gestione. Y eso es lo que no vamos a permitir", dice. Y matiza que la situación del país no está en condiciones de asumir un sistema de pensiones privado. Con la reforma laborales que han habido en España, que han dejado desregulado el mercado de trabajo, con salarios de miseria y contratos de semanas y días, "no sé que mentalidad tienen para hacer un sistema de pensiones privado", apostilla.

"Las pensiones miserables perjudican gravemente la salud", afirma un médico con un largo historial en el movimiento vecinal

Los pensionistas lamentas que el sistema privado obtenga desgravaciones fiscales de más de 2.000 millones de euros al año, cuando ese dinero podría destinarse a las pensiones públicas. También que el Pacto de Toledo haya contribuido a detraer más de medio billón de euros de la Seguridad Social. Y que de ahí se haya pasado a una reforma laboral que ha procurado la desindustrialización del país y a concentrar la actividad económica en los servicios y el turismo, que generan los peores contratos, además de pensiones miserables. "Llevo toda la vida con el culo apretado desde que tenía 14 años. Y tengo 69. Imagínate si llevo años con el culo apretado. Esto es una vergüenza: cobrar un pensión de 690 euros con 44 años cotizados y que no me dé para vivir, contando con mis nietos y mi hija", mostraba su indignación Juan Porras.

Y es que ninguno de los presentes en la manifestación de Barcelona tenía motivos para no creerse las palabras del Antoni Barberà, un médico con una largo historial en el movimiento social de Barcelona: "Las pensiones miserables perjudican gravemente la salud. No queremos soportar trastornos de salud físicos, psíquicos, ni sociales. Es público que lo que determina la salud no es solo el sistema sanitario; es tener trabajo, es la estabilidad laboral, tener techo, tener educación  y es tener pensiones dignas".