ESCÁNDALO EN EL AUTOMÓVIL

Manzanas podridas

El presidente de VW América culpa del fraude a unos pocos ingenieros y varios congresistas exigen responsabilidades penales

Investigación 8 El presidente de Volkswagen en EEUU, Michael Horn, en la Cámara de Representantes.

Investigación 8 El presidente de Volkswagen en EEUU, Michael Horn, en la Cámara de Representantes.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Enfado, decepción, incredulidad, A los congresistas que ayer interrogaron al presidente de Volskwagen en Estados Unidos no les bastaron las disculpas pronunciadas por Michael Horn ante el escándalo generado por los dispositivos informáticos instalados a conciencia en varios modelos diésel para ocultar las emisiones contaminantes. Como ya hicieran algunos bancos investigados en su día por su papel en la crisis financiera, Horn atribuyó la responsabilidad de lo ocurrido a unas cuantas manzanas podridas que actuaron a espaldas de la dirección. «¿De verdad se lo cree?», le preguntó un congresista. «Estoy de acuerdo en que es difícil de creer», respondió.

Horn declaró que ni el consejo de administración ni los gestores de la empresa sabían nada y que la responsabilidad del fraude es probablemente de «un par de ingenieros informáticos». Hasta el momento, puntualizó, tres trabajadores han sido suspendidos. «A mi modo de entender esto no fue una decisión corporativa sino algo que unos individuos hicieron», afirmó ante el subcomité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Horn confesó que desde mayo del 2014, cuando la universidad de Virginia Occidental publicó su informe, sabía que había un problema con las emisiones, pero no averiguó los motivos reales hasta días antes de que las agencias medioambientales de EE UU (EPA) y California (CARB) citaran en septiembre a los directivos de la compañía para informarles del fraude que habían descubierto. «No pensaba que algo así fuera posible en el grupo Volkswagen», dijo el presidente y consejero delegado de VW América después de pedir públicamente disculpas. «Hemos roto la confianza de nuestros clientes, concesionarios y empleados, así como del público y los reguladores».

Los congresistas no le dieron tregua y exigieron responsabilidades penales al margen de las multas que pueda afrontar la empresa después de que Horn reconociera que el engaño había sido «intencionado». «Alguien deberá ir a la cárcel», le espetó el demócrata Frank Pallone. «No hay otra manera de acabar con esta cultura de negligencia». Su colega republicano, Joe Barton, condenó la «inmoralidad de una decisión corporativa para burlar el límite de emisiones».

El veterano directivo anunció que se ha frenado la homologación todos los vehículos de Volkswagen para el 2016 en EE UU. Y dijo que la reparación del medio millón de coches que incluyen el software engañoso podría demorarse entre uno y dos años, aunque la EPA ha anunciado que es legal y seguro conducirlos.