Historias del paro

Hoy les hablaré deFrancia. Pero no del país, sino de una mujer latinoamericana que vive en un pequeño pueblo de la costa del Maresme. Francia coge el tren hacia Barcelona varios días a la semana cargada con una gran bolsa térmica y espera a sus clientes de pie a las puertas de la estación del Arc del Triomf. Vende por encargo, a través de internet, hallacas, una receta tradicional y típica de Venezuela, también popular en las Islas Canarias, que se toma especialmente en Navidad. Es una deliciosa torta de maíz rellena de carne, frutos secos, verduras y especies enrollada en una hoja de plátano.

Francia cobra siete euros por cada hallaca -la elaboración es de varias horas-, transporte incluido, y explica que con eso va tirando hasta que encuentre un trabajo estable como el que tenía. Como muchos otros españoles y extranjeros residentes, las cifras de la Encuesta de la Población Activa (EPA) difundidas el pasado viernes no la incluyen entre los nuevos ocupados.

De julio a septiembre se crearon 69.900 empleos en España, pero la tasa de paro sigue siendo muy elevada, del 19,79%, el doble de la media europea, lo que traducido en cifras inteligibles son 4,5 millones de personas sin empleo.

El aspecto más negativo que reflejaron los datos de la encuesta del tercer trimestre fue la destrucción de 34.900 contratos indefinidos y de otros 18.500 empleos por cuenta propia, es decir, de autónomos. De bruces con una realidad sangrante: el empleo que se ha creado ha sido a través de las contrataciones temporales. Concretamente, 127.800 personas han logrado un contrato que no se puede considerar precisamente una apuesta alargo plazo-término muy importante en economía y que encabeza esta tribuna- que les anime a hacer planes de futuro y haga girar la rueda de la economía.

José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, advirtió el viernes que la destrucción de empleo puede no haber tocado fondo y el mismo día, como broche, Comesa e Indo anunciaron 600 despidos en Catalunya. ¿Cuándo se va a crear empleo? Los expertos aseguran que esto tan solo ocurre cuando la economía crece por encima del 2%.

En España cerraremos el 2010 con una caída del 0,3% y las previsiones del Gobierno auguran que en el 2011 el PIB aumentará un 1,3%, aunque el Fondo Monetario Internacional corrige esta cifra hasta un 0,8%. En este contexto, la reforma laboral no facilita las cosas a las pequeñas y medianas empresas, con miedo a contratar cuando las perspectivas económicas no están despejadas.

De momento, con el apoyo familiar típico de los países mediterráneos y las iniciativas imaginativas como la de Francia se van paliando los efectos del paro y del fin de las prestaciones.