Análisis

La Generalitat se planta

GUILLEM LÓPEZ CASASNOVAS

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Entiendo que muchos ciudadanos españoles no entiendan eltour de forceque hace Catalunya en la cuestión de la financiación autonómica en estas horas inciertas y decisivas para el economía española. Es tanta la desinformación y el tópico con el que el nacionalismo español ha tratado el autogobierno catalán que hoy todo juega en contra. Aunque quisiera, ni el Gobierno del Estado podría ahora, arrastrado por los barones territoriales tanto socialistas como propios, encajar la singularidad catalana. Incluso desde el convencimiento, reconocido con la boca pequeña, de que no se puede tratar igual a los diferentes. Bien. Lo cierto, como decíamos, es que muchos españoles no entienden esta posición de fuerza de la Generalitat, si bien es más que razonable que el Govern no acepte continuar con las reglas de juego actuales que tanto penalizan su tesoro, y se plante.

La liquidación de las cuentas de las autonomías del 2010, si quitamos las competencias específicas, prácticamente ya no vuelven a situar a Catalunya por encima de la media de la financiación, pese a aportar de nuevo muy por encima. El 2009 fue un falso espejo. Y en estas condiciones, no poder pagar conciertos sanitarios y nóminas de cuidadores sociales debe ser muy duro para quien tradicionalmente se ha instalado en elsenymás que en larauxa.Para terminar de redondearlo, la solución del ministerio de dar liquidez ICO a las autonomías para hacer frente a la morosidad de los acreedores, con los mercados de deuda cerrados, ha castigado relativamente a Catalunya, que se había financiado de forma ortodoxa, con deuda y no tanto con cargo a los proveedores.

Además, en estos momentos, las formas cuentan.Montorono puede gesticular más anteMas-Colell.«Haz a los demás lo que quieres para ti», dice el imperativo kantiano. Elconseller puede exigirlo al Estado tanto en materia de déficit (relajamiento) como de endeudamiento (hispabonos). Tampoco tiene lógica que no haya acceso sin condiciones al Fondo de Liquidez Autonómico para el déficit y deuda aceptados. Si acaso para el que supere la participación que le corresponda sobre el total. Es ridículo en estas circunstancias exhibir músculo ante Catalunya quien no lo hace con Europa de quien depende.

Hace bien en todo caso el Ministerio de Hacienda en no fiarse de las autonomías, esta descentralización artificiosa creada para aguar otros nacionalismos distintos al español. Lo que supone hoy el título octavo de la Constitución española es incomprensible para Europa y para muchos analistas internacionales, los mismos que saben que Catalunya no es La Rioja. La ministraSalgadoinicialmente se exculpaba del desbarajuste autonómico, como si no fuera un problema suyo, no entendiendo que los mercados lo valoraban como impotencia propia más que de otros, y así incidía en la prima de riesgo.Montoroha aprendido y, por eso, quiere atar corto las cuentas autonómicos. Pero la cuerda para atar a Catalunya no puede ser tan corta. La ciudadanía empieza a comprobar que con más autonomía nuestros servicios de bienestar no sufrirían tanto, y a sospechar que con el empuje de una política económica propia quizá incluso habríamos salido ya de la crisis. Sería curioso que, cuando Europa acabe ligando más a España, Catalunya recupere cuerda, aunque sea con la pretensión de empujar, de nuevo, el carro de todos.