El escándalo de los motores trucados de Volkswagen salpica a Seat

Linea de construccion del coche Seat Leon en la factoría en Martorell.

Linea de construccion del coche Seat Leon en la factoría en Martorell.

ANTONI FUENTES / BARCELONA

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El escándalo de los motores trucados de Volkswagen también afectó a Seat. La marca española ha reconocido que vendió coches con la trampa para burlar los controles de emisiones de gases. Seis días después de que estallara el Volkswagengate, la dirección de Seat modificó su respuesta inicial de escurrir el bulto y eludir la confirmación de que algunos vehículos producidos en la fábrica de Martorell también iban equipados con el dispositivo que ocultaba los elevados niveles de óxido de nitrógeno. Sin embargo, el presidente de Seat, Jürgen Stackmann, tuvo que salir ayer al paso para admitir que el escándalo ha salpicado a la marca y para confirmar la inversión prevista de 3.300 millones de euros en Martorell hasta el 2019.

En una reunión convocada de forma urgente con los sindicatos, Stackmann intentó calmar las revueltas aguas en la factoría catalana y responder la exigencia de información por parte del comité de empresa en relación con los motores y los planes de futuro de la compañía.

El directivo aseguró que «no hay riesgo» para las inversiones de 3.300 millones de euros anunciadas para Seat. «Tenemos un plan claro, un plan fuerte de marca y se mantendrá sólido», indicó en declaraciones facilitadas a Efe. Stackmann advirtió de que solo cuando la investigación iniciada esté «completamente acabada» estarán en condiciones de informar sobre el número y los detalles de los coches afectados.

RESPONSABILIDADES / El conseller de Empresa i Ocupació, Felip Puig, también lanzó un mensaje tranquilizador sobre las inversiones de Seat. «Las inversiones previstas -aseguró Puig- se mantendrán dado que, más allá del importe de las sanciones, las inversiones son precisamente para innovar y continuar teniendo cuota de mercado de cara al futuro».

Pero el presidente del comité de empresa, Matías Carnero, exigió «plenas garantías» sobre las inversiones y anunció que los sindicatos estudian, a través del comité mundial, la posibilidad de exigir judicialmente responsabilidades a directivos del grupo por los perjuicios causados a la marca y a los trabajadores. CCOO pidió que se depuren responsabilidades «hasta las últimas consecuencias» y «la defensa del buen nombre de los trabajadores de Seat y del conjunto del consorcio».

«Seat ha equipado también los motores EA189 del Grupo Volkswagen -los que tenían la trampa instalada- en algunos de sus vehículos», aseguró la compañía en un breve correo electrónico, que añadía que estos coches «son absolutamente seguros y aptos para circular» y que los nuevos modelos a la venta «cumplen, sin excepción, los requisitos legales y las normas medioambientales».

Un portavoz de la firma matizó que la fábrica de Martorell se limitó a instalar en sus modelos los motores suministrados por el grupo Volkswagen. Según la autoridad medioambiental de Estados Unidos, la multinacional equipó algunos de sus vehículos con un sofisticado sistema informático que, a través de sensores instalados en el coche, detectaba cuando se estaba sometiendo a una prueba de emisiones y reducía las emisiones de óxidos de nitrógeno durante el test para no superar los niveles máximos.

Mientras, las organizaciones de consumidores responden a un alud de peticiones de información de clientes de Volkswagen y preparan acciones para reclamar posibles indemnizaciones por lo que consideran como un fraude a los compradores.

GABINETE DE CRISIS / El gabinete de crisis creado por el Ministerio de Industria para seguir «minuto a minuto» las repercusiones del escándalo también espera la información detallada solicitada por el titular del departamento, José Manuel Soria, al vicepresidente mundial de compras de Volkswagen y presidente del consejo de administración de Seat, Francisco Javier García Sanz. Algunos partidos de la oposición y organizaciones ecologistas criticaron la reacción lenta del Ejecutivo.

El secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, mostró su confianza en que el escándalo de Volkswagen no afecte a las exportaciones o contagie al resto del sector automovilístico europeo, que es «tremendamente sólido».