Eficacia fiscal ineficiente

A Hacienda le cuestan 89 céntimos cada 100 euros recaudados. Es un coste bajo, especialmente comparado con el de Alemania, que asciende a 1,5 euros. Joan Iglesias, el encargado por el president Artur Mas de diseñar una hacienda propia, lo tiene claro. «La hacienda española es la más eficaz, pero no nos copian», afirma. Y es que, aunque alcanza el objetivo, no parece utilizar los recursos de la mejor manera porque obtiene una recaudación ocho puntos del PIB por debajo de la que consigue cualquiera de los países de nuestro entorno.

Iglesias intervino en una sesión en el Cercle d'Economia en la que se presentó el libro De nuestros impuestos y su administración, coordinado por los profesores de la Universitat de Barcelona (UB) e nvestigadores del Institut d'Economia de Barcelona (IEB), Alejandro Esteller y Josep Maria Duran. En el texto se abordan las consecuencias de dos variables fundamentales en la economía actual: la creciente complicación de las normas tributarias y la globalización. Como consecuencia, en muchos países se ha optado por convertir al contribuyente «en un cliente potencial, en una relación de enfoque colaborativo», según el profesor Esteller. Más que elevar los impuestos se opta por ampliar las bases atrayendo al contribuyente y poniéndoselo fácil y cómodo.

Muchos países, como Reino Unido, calculan a su vez la denominada tax gap tax gapo brecha fiscal (la diferencia entre lo que se recauda y lo que debería recaudarse), valoran que esta baje, se vuelcan en facilitar el cumplimiento y los esfuerzos de persecución se centran en los colectivos manifiestamente incumplidores. En el sistema fiscal español predomina el control, no la atracción al cliente.

Antoni Zabalza, antiguo secretario de Estado de Hacienda, presidente de Ercros y catedrático de la UB, asegura que el problema del fisco español «son los costes de cumplimiento»,que recaen sobre el contribuyente a causa de numerosas excepcionalidades y complicaciones que producen unas «leyes fiscales con una incomprensibilidad buscada».

Y lo que es peor, que hacen que una parte de los recursos se pierdan en la defensa de litigios por culpa «de la poca calidad de las leyes». Al final, todo ello genera imprevisibilidad e inseguridad jurídica. Este tipo de costes, según Zabalza, supone entre el 4% y el 5% de la recaudación. Eso significaentre cuatro y cinco veces más que los costes de organización tributaria, «como si se pagasen 10.000 millones más a Hacienda», afirma Zabalza.

Desde luego, algo falla. Porque es verdad que los costes de recaudar son baratos comparativamente, pero, según el Tribunal de Cuentas, «un tercio de lo que se liquida no se cobra», recuerda Iglesias.