DOMINICAL APRESTO

Cajas con bancos y viceversa

Josep Oliu (izquierda) saluda a Isidre Fainé. Abajo, Adolf Todó.

Josep Oliu (izquierda) saluda a Isidre Fainé. Abajo, Adolf Todó.

OLGA GRAU

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En las cabinas de mando de las cajas de ahorros españolas no se habla de otra cosa. En todas, sin excepción, se aborda con discreción un tema que hasta hace poco era un tabú. Se trata de la posibilidad de realizar combinaciones de cajas con bancos y bancos con cajas. El objetivo es lograr entidades de mayor volumen y con más posibilidades de captar capital en los mercados internacionales, en los que la imagen de España se encuentra deteriorada por el riesgo de país periférico.

«Es como el imposible apareamiento del sapo y la jirafa», explica un abogado experto en cajas refiriéndose a la complicada coyunda entre entidades de distinto tamaño y naturaleza jurídica.

Los bancos buscan aliarse con cajas más débiles para aprovechar la red de oficinas de estas y ganar cuota de mercado. Es sabido que en los últimos años, las cajas han sido las claras vencedoras a la hora de colocar hipotecas, créditos y seguros a familias y clientes particulares. Además, al no tener accionistas, no han podido ser compradas por los bancos, pero tampoco han podido captar capital externo.

Y lo que ha sido ventaja competitiva, se ha convertido ahora en debilidad. Las cajas que quieran mejorar su solvencia y mantenerse a flote en los próximos años deberán recibir dinero externo. Para ello, hay dos opciones: comprar un banco o bien constituir una ficha bancaria, lo que se logra pidiendo permiso al Banco de España, pero es un proceso lento.

La nueva ley de cajas, recién aprobada, facilita más que una caja compre un banco pequeño o mediano o bien que cree uno nuevo que a la inversa. Y en este contexto, ya hay entidades que tienen bancos en su punto de mira.

En Catalunya, las diez cajas de ahorros se han convertido en cinco: La Caixa (con Caixa Girona absorbida), Catalunya Caixa (que agrupa a Caixa Catalunya, Manresa y Tarragona), Unnim (Sabadell, Terrassa y Manlleu), y los SIP de Laietana (con Caja Madrid) y Penedès (con Caja Murcia). Estas dos últimas alianzas o fusiones frías se centrarán en los próximos meses en poner en marcha su maquinaria, redimensionar su estructura y pulir el negocio conjunto. Cada SIP creará su banco y las cajas participarán de él de forma proporcional. El Banco de España ya ha lanzado un aviso para navegantes. Los SIP tienen que empezar a andar antes de final de año, definir sus equipos gestores y sus consejos de administración. La ministra de Economía,Elena Salgado, se ha alineado con la misma tesis.

Para el resto de cajas, los próximos meses serán cruciales. La Caixa, en su último consejo de administración, dedicó una parte importante de la sesión a analizar el impacto de la nueva normativa internacional de Basilea III en el futuro de la entidad. Esta regulación obliga a las entidades financieras a guardar más dinero en el colchón para futuras contingencias para crear grupos más fuertes y resistentes a las crisis.

Por cada euro que se preste a partir de 2012, el banco o caja tendrá que provisionar (o reservar en un cajón) más capital. La adaptación a Basilea III será progresiva hasta 2019, pero cambiará definitivamente el mapa financiero internacional.

La conclusión de la entidad que preside IsidreFainées que es necesario ganar más tamaño y no precisamente a través de crecimiento orgánico. Y si la caja grande mantiene debates de este calado, las más que van por detrás se enzarzan en discusiones similares, de la misma manera que lo hace el Banco Sabadell, que es el único catalán que quedó después de la grave crisis de los años 90. La entidad que lideraJosep Oliuestá digiriendo la compra del Guipuzcoano, pero podría emprender otras operaciones, dentro o fuera de Catalunya.

«Dos años parece demasiado tiempo para que se produzcan segundas rondas de fusiones de las cajas que ya se han fusionado pero siguen siendo pequeñas», explican fuentes del sector financiero. Y en este compás de espera se muevenAdolf Todóde Catalunya Caixa,Enric Mata, de Unnim y el resto de las cajas que quedan en la misma tesitura.