La regulación bancaria

El Banco de España choca con el BCE por la supervisión de la banca

Danièle Nouy, responsable del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el pasado marzo.

Danièle Nouy, responsable del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el pasado marzo.

Pablo Allendesalazar
Olga Grau
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La supervisión de los bancos de la zona euro pasó en noviembre del 2014 del Banco de España al Banco Central Europeo (BCE), y ello está provocando situaciones inéditas y generado tensiones. La institución comunitaria ha empleado este año por primera vez auditores privados para inspeccionar los bancos españoles. Algunas fuentes del sector le quitan importancia y lo enmarcan en la nueva forma de hacer las cosas del BCE. Pero otras lo interpretan como otra muestra más del enfrentamiento y la desconfianza mutua entre el organismo europeo y el banco central español. 

El Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE presidido por la francesa Danièle Nouy echó a andar con un número de inspectores insuficiente, por lo que el año pasado fichó a la auditora Deloitte para que le ayudase en las inspecciones presenciales que lleva a cabo en los bancos, las conocidas como in situ. El pasado ejercicio sus auditores ya actuaron en bancos de otros países, como Francia e Italia, pero este curso es cuando los ha empezado a emplear en entidades españolas, como BMN, entre otras, según han confirmado fuentes del sector financiero.

Desde el Banco de España consideran que los auditores externos realizan una labor de refuerzo, pero no se puede considerar que tengan la responsabilidad de supervisión. Sin embargo, el cuerpo de inspectores se ha quejado mientras que en el sector financiero ha despertado también suspicacias. «Los han contratado porque no se fían del Banco de España. Hay un fuerte enfrentamiento entre este y el BCE», sostiene un alto dirigente del sector. Los inspectores del Banco de España también han elevado quejas a la cúpula encabezada por Luís María Linde.

De fondo aparece el enfrentamiento entre el Banco de España, particularmente sus inspectores, y el BCE. «El problema es que el BCE está dando órdenes y dictando los tiempos con mucha dureza y tiene a los empleados del Banco de España trabajando a destajo. Además, los inspectores españoles jóvenes que ficharon por el BCE porque tienen más flexibilidad familiar y saben inglés dan ahora las órdenes a sus antiguos jefes, más mayores. Y la guinda, que no es lo fundamental, es que encima ganan más», explica un antiguo alto cargo del organismo español.

«No se va a solucionar hasta que se vaya Nouy, pero tiene un mandato de cinco años», concluye esta misma fuente. La directora del MUS tuvo un encuentro en Madrid en mayo pasado con varios centenares de inspectores que, según varias fuentes,  fue «muy duro y tenso» debido a la «muy borde» actitud de la funcionaria europea. Llegó, explican, a afirmar que quien no supiera inglés era un «analfabeto» en el siglo XXI, aunque el subgobernador, Fernando Restoy, lo suavizó como «iletrado». «Les dijo que se pusieran las pilas», resume un banquero. 

La Asociación de Inspectores del Banco de España hizo pública en julio, apenas unos días después, una carta en la que cargó contra las «importantes deficiencias» del sistema supervisor del MUS y reclamó a las autoridades españolas, en especial el Banco de España, que abandonasen «la pasividad y autocomplacencia que han venido mostrando desde la entrada en vigor del MUS, situación que contrasta con la actuación de autoridades supervisoras de otros países». La organización advirtió que el BCE está muy centrado en el capital, pero no tiene suficientemente en cuenta el control de la calidad de los activos, la veracidad de la información que le suministran las entidades, y las provisiones para afrontar pérdidas.

Ello puede provocar, advertían, que se repitan los «errores y deficiencias cometidos en el pasado, cuyos efectos devastadores son conocidos por todos». También reclamaron que en los equipos conjuntos de supervisión del BCE y el Banco de España se tuviera en «mayor consideración la amplia experiencia supervisora del personal» del organismo.

La asociación también ha tenido roces con Restoy, de quien pidió el cese en febrero por el caso Bankia, pero en este asunto parece haber sintonía. Antes de la visita de Nouy, el subgobernador, que acaba de terminar su mandato esta semana, le envió otra carta en la que le anunció que estaba trabajando en «posibles mejoras de los procedimientos» para corregir «algunas de las deficiencias identificadas», según publicó el diario Ara. 

El objetivo, apuntaba Restoy, era «contener las señales emergentes de frustración y desmotivación» del personal del Banco de España, ya que de lo contrario podría ponerse «en peligro, con el paso del tiempo, el funcionamiento adecuado del MUS bajo la actual estructura organizativa».

Sin embargo, en los bancos españoles no se ve igual. «El cambio del Banco de España al BCE ha sido a mejor. El Banco de España te permitía más diálogo y negociación, pero ha sido bueno porque ha profesionalizado las cosas. El Banco de España necesita un revulsivo, mover el manzano. En regulación y supervisión tiene una crisis de identidad. No aceptan el papel de analizar expedientes para que el BCE tome las decisiones», estima un alto ejecutivo del sector.