Una nueva dimensión desconocida

dominical 660 serie wayward pines

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JUAN MANUEL FREIRE

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¿Se acuerdan de ‘La dimensión desconocida’? Es un clásico de la primera era dorada de la televisión, una serie de historias no relacionadas entre ellas que usaba la ciencia ficción para hablar de la cruda, dura realidad. Gracias a la metáfora de la fantasía, se huía de la censura. Pero la serie creada por Rod Serling se recuerda sobre todo por ser una máquina expendedora de grandes giros finales.

La serie de los 50, que tuvo nueva versión en los 80, marcó la imaginación de un puñado de directores, entre ellos M. Night Shyamalan, cuyas películas más populares abrazan también la religión del desenlace sorprendente, que obliga a reevaluar todo lo visto antes, sobre todo en el caso de 'El sexto sentido', la película que le dio la fama a finales de los 90.

El director de origen indio sorprendió después con 'El protegido''Señales', 'El bosque'... Películas redondas, en las que tramas sorprendentes iban de la mano de un talento visual y un sentido poético nada comunes. A mediados de los dosmiles, su estrella empezó a apagarse un poco, pero eso podría arreglarse con 'Wayward Pines', su primera serie (dirige el primer episodio y produce) y una apuesta sin precedentes de Fox, que la estrena el día 14 de mayo en 125 países (incluyendo España).

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En algunos sitios, se habla de ella como una nueva 'Twin Peaks', pero si a algo se parece 'Wayward Pines', al menos en principio (este cronista solo ha podido ver el piloto), es precisamente a 'La dimensión desconocida'.

El primer capítulo de la serie clásica hablaba de un hombre que despertaba en una pequeña ciudad sin saber su propio nombre, quién es. También 'Wayward Pines' empieza así, con un hombre que despierta sin saber quién es y trata de abrirse paso en la oscuridad, o en un bosque del Pacífico noroeste, para ser más precisos. El agente del servicio secreto Ethan Burke (Matt Dillon) se adentra en la localidad de Wayward Pines antes de perder la conciencia y despertar al cuidado de la enfermera Pam (siempre excelente Melissa Leo). Es un cuidado inquietante, porque no hay otros pacientes ni doctores. Ethan grita en cierto momento: “¿Dónde está todo el mundo?”. Ese era, precisamente, el título del primer episodio de 'La dimensión desconocida'.

No hay carretera que salga de la ciudad

'Wayward Pines' se convierte, rápidamente, en la historia de una doble investigación: la de Burke sobre su pasado y sobre la localidad a la que ha ido a parar, que tiene un problema principal: te lo propongas como te lo propongas, no puedes salir de ella. Una vez entras, ahí te quedas. Nadie te va a ayudar a salir, más bien al contrario. Y no hay carretera que salga de la ciudad.

Para resolver los misterios, Ethan cuenta con la ayuda (es un decir) de Kate Hewson (Carla Gugino), excompañera y examante que, ojo, ha envejecido 12 años desde que Ethan la viera hace solo cinco semanas; la camarera Beverly (Juliette Lewis), o el retorcido sheriff Pope (Terrence Howard), quien puede lamer gustosamente conos de helado de ron con pasas durante una conversación sobre cadáveres. A lo lejos, una figura harto misteriosa: el doctor Jenkins, psiquiatra de la población, encarnado por el gran Toby Jones.

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La serie fue creada por Chad Hodge ('The Playboy Club') a partir de la trilogía 'Pines', de Blake Crouch, cuyo primer volumen acaba de publicar Destino con el título de 'Wayward Pines. El paraíso'. Crouch empezó a pensar en la historia hace siete años. “Mi familia y yo solemos ir de vacaciones a Ouray, una pequeña ciudad de Colorado”, dice Crouch. “Sí que puedes salir de ella pero, por lo demás, es idéntica a Wayward Pines, resguardada por enormes acantilados”.

“Una noche salí a pasear –continúa– y oí un teléfono sonar en la distancia. Y después, otro. Hay una gran escena al final del segundo episodio de la serie en la que un montón de teléfonos empiezan a sonar. Por algún motivo, aquello me inquietó. Me dio por pensar: ¿y si un solo hombre fuera el propietario de todas las casas de este lugar? ¿Qué pasaría si pudieras venir aquí, pero no irte? ¿Cómo sería? ¿Y por qué?”.

"Hay sorpresas, muchas sorpresas", adelanta el autor

Crouch tardó unos cuatro años en encontrar la respuesta a esa última pregunta. “Y no empecé a escribir hasta que no supe cuál iba a ser la gran revelación”, explica. “No escribo de forma improvisada. Necesito tener una planificación delante de mí antes de empezar”.

Cuando era un niño, Blake Crouch vivía obsesionado con 'Twin Peaks', ese mundo realmente extraño, ese monstruo (Bob) escondido detrás de la cama. La serie ha dejado una huella en todo lo que hace. Pero Crouch no quiere que la gente llegue a 'Wayward Pines' buscando café con regusto a pescado y tarta de cerezas. “Me inspiró, pero no a hacer lo mismo, sino a crear otro mundo del que la gente también se enamorase”, señala. “No se parecen tanto. Solo en algo: las dos van de ciudades extrañas. Por lo demás, la nuestra es diferente. Es más de ciencia-ficción”.

Podríamos decir entonces que es más, claro, 'La dimensión desconocida'. Con una pequeña y curiosa diferencia: 'Wayward Pines' revela su gran giro hacia la mitad de trayecto, para después añadir pequeñas nuevas sorpresas. Si has leído los libros, también te puedes llevar alguna. “La serie es muy fiel en algunos aspectos –dice Crouch–, pero se desvía en otros. Los personajes se exploran en más profundidad. Hay sorpresas, muchas sorpresas”. La serie se nutre de elementos de los tres libros y, en principio, no hay planes para una segunda temporada. Diez episodios y punto. 

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No andar pensando en segundas temporadas parece lógico para un director como Shyamalan. Digan lo que quieran sobre él, pero no ha rodado secuela ni precuela de sus grandes 'hits'. El director siempre ha puesto el corazón, incluso cuando rodó 'After earth' por encargo de Will Smith. Si algo da mala espina, es mejor no hacerlo. Por eso no ha rodado 'El séptimo sentido', 'El otro protegido', 'Más señales' ni algunas teleseries que se le pusieron por delante.

“Durante tres años, he tenido oportunidad de hacer series –comenta–, pero no salían o no me apetecía hacerlas. Luego llegó el guion de esta, lo leí y a la mañana siguiente dije que quería hacerla. Todo fue orgánico. No hubo luchas internas, no discutí conmigo mismo. Parecía que alguien había escrito esto para mí. ¡Es más, me dio rabia no haberlo hecho yo!”.

¿Le atrajo el claro componente de ‘La dimensión desconocida’? Ha marcado su filmografía. Y la serie recuerda al primer capítulo de aquella, con ese hombre amnésico en una ciudad vacía…

¿Es el capítulo de las gafas?

No, es el del hombre que despierta sin memoria...

¿El hombre que despierta tras una explosión nuclear y se pone las gafas para leer todos los libros que han quedado, pero…?

No, no, ese es otro.

Ahora no recuerdo, pero veía esa serie todo el tiempo. Y todo lo que hago parece tener que ver con ella. ¿Ha visto ese en el que un niño de 8 años habla con su abuela muerta por un teléfono de juguete? Ese era terrorífico.

"Una pequeña rodaja de cielo"

Como Crouch, Shyamalan se apresura a desmentir el parecido de Wayward Pines con 'Twin Peaks'. “Se parece un poco en el primer capítulo, hay algo en el segundo, pero a partir del tercero empieza a cambiar”, dice el director. “Además, hay una gran diferencia. En el cine de David Lynch, vemos las cosas así de grotescas porque así es como las ve Lynch. Es su cerebro. En nuestra serie, los personajes actúan como si estuvieran en una película de Lynch por un motivo. Ahí es donde está el giro de la serie”.

Los personajes de 'Wayward Pines' habitan una comunidad cerrada, aparentemente perfecta, casi utópica (en el libro es descrita como “una pequeña rodaja de cielo”). ¿No es un poco el paisaje de su propia 'El bosque'? “Las influencias funcionan de forma rara 

–dice Shyamalan–. ¿Quién sabe? Yo hice esta película porque al ir y venir de mi casa en Pensilvania pasaba siempre al lado de una larga valla que recorría la propiedad de una gran familia. Eran millas y millas de terreno; tenían su propio hospital psiquiátrico ahí dentro. Acaban de hacer una película sobre ellos, 'Foxcatcher”. Shyamalan se refiere al oscuro drama, nominado a algunos Oscar, con Steve Carell como el obsesivo entrenador de lucha John Du Pont. “Esos eran mis vecinos”, añade Shyamalan entre risas quizá inapropiadas.

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¿Quién querría salir de un sitio tan idílico como 'Wayward Pines'? Por ejemplo, el agente Ethan, quien a pesar de su mala situación física y psicológica detecta rápidamente un olor a chamusquina. Según Shyamalan, el actor ideal para este papel debía ser alguien “físico”, pero también “con capacidad para el humor sarcástico que aparece en la serie”; además, tenía que ser “un icono” y “alguien no del todo esperado en televisión, no habitual”, añade.

Es decir, ese actor debía ser Matt Dillon, quien debuta en el mundo de las series con un papel de acción pero también, en cierto grado, humor. Aunque esto último, cada vez menos. “El personaje se va volviendo más oscuro conforme todo avanza”, explica Dillon. “Y es una evolución lógica. Para mí, lo importante era que pese a la locura todo tuviera lógica y fuera creíble. Que Ethan se hiciera las mismas preguntas que podía hacerse el espectador en cada momento”.

Durante los 80 y 90, Matt Dillon fue un raro caso de ídolo rompecorazones que, además, arrebataba a los críticos. Su paso por películas como 'La ley de la calle' y 'Rebeldes', ambas dirigidas por Francis Ford Coppola, lo convirtieron en un nuevo James Dean, el actor más idóneo para interpretar a jóvenes en apariencia con pleno control de todo pero torturados por dentro. Con el tiempo, se reveló un intérprete versátil: estaba hilarante en 'Algo pasa con Mary', en la que, según Shyamalan, “roba todas las escenas en las que aparece”.

Una película de 10 horas

El del agente Ethan es su primer papel regular en una serie, medio que hasta ahora había esquivado. Ni siquiera ha visto las series basadas en sus películas 'Rebeldes' y 'Crash' (Colisión)”. “No, no, no las he visto, nunca me interesaron”, asegura sin extenderse más.

Pero cuando gran parte de los mejores talentos del cine se pasan a la tele, parece absurdo no dar el salto junto a ellos. “Antes, la tele era simplemente un trabajo”, explica, con ese ceño fruncido suyo tan característico. “Una forma de saber que cada mes vas a recibir un talón y vas a estar tranquilo. Ahora es distinto, muchos grandes directores se han pasado a ella, quizá porque su potencial creativo es inmenso; puedes construir un personaje durante un largo periodo de tiempo, no has de forzar la máquina del argumento. Tienes tiempo y profundidad para explorar realmente un mundo”.

En realidad, el cambio tampoco ha sido para tanto: 'Wayward Pines' parece una película, más que una serie. Es una película de diez horas, como 'True detective' lo era de ocho. “Desde luego, es una serie muy cinematográfica, con grandes escenas de acción y visual al 100%. Desde el principio, Shyamalan quiso que fuera así. Marcó la pauta”.

Lo que no sabe es si volverá a meterse en otro tinglado así durante tanto tiempo (“nunca he trabajado tantos días en algo”). Dillon parece ir por libre, y su próximo proyecto es una película documental sobre el músico cubano El Gran Fellove. Él dirigirá, como en 'La ciudad de los fantasmas' (2002). “No sé por qué no me llaman para dirigir películas. Si no fuera actor y hubiera hecho 'La ciudad de los fantasmas', me habrían llegado ofertas para dirigir. Pero nadie pensará en ti como director si eres un actor famoso”.

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Toby Jones (en la serie, el misterioso doctor Jenkins) tampoco es un fanático de la televisión, más bien al contrario. Se sienta delante de ella y pronto empieza a sentir la necesidad de caminar, de moverse; se siente fatal. “Supongo que tiene que ver con hacerse mayor”, dice. “Empiezas a pensar mucho en tu salud o el tiempo que te queda. Cuando acaba el año, si miro hacia atrás, he visto sobre todo cine. No me atrae la larga inversión de tiempo que requiere una serie de televisión”.

Primero célebre actor de teatro, Toby Jones empezó a hacer pequeños papeles en cine (incluyendo la voz de Dobby en la saga 'Harry Potter') y a mediados de la década pasada sorprendió como el Capote de 'Historia de un crimen' (2006). Después lo hemos visto en 'Capitán América: El primer vengador', 'El topo', la saga 'Los juegos del hambre' o 'Luces rojas', de Rodrigo Cortés, que hizo “esencialmente por rodar con Rodrigo; y por actuar al lado de Robert De Niro”.

De algún modo, también hizo 'Wayward Pines' atraído por los actores que se habían apuntado: Matt Dillon, Juliette Lewis, Terrence Howard, Melissa Leo... “Confías en el buen gusto de otros actores. Si ellos han dicho que sí, será por algo”.

Villano con acento británico

La pregunta es: ¿no empieza a ser un cliché que los villanos tengan acento británico? “Es posible –comenta Jones–, pero, según me han contado, los actores de Estados Unidos prefieren no hacer de malos. La tradición allí está en los grandes estudios, y a los actores se les moldea en base a un cierto tipo de personaje, y al parecer todos prefieren ser el bueno. En Reino Unido –continúa el actor británico– la tradición es más teatral. Y no nos obsesiona la percepción de los demás. No nos importa tanto ser el bueno como participar en una obra que sea buena”.

Por otro lado, Jones incluso tiene dudas de que existan villanos. ¿Todo el mundo es bueno? Él se explica. “La gente hace lo que puede para sobrevivir. Para mí eso es todo. Intentan ser la mejor versión de sí mismos, pero advierten que lo tienen más fácil para sobrevivir si actúan de otra forma. Mi personaje no se ve como un hombre malvado. Le motiva algo extraordinario. Acepté el papel por eso. Es increíble, nadie podría predecirlo”. Y así es como se obliga a cualquiera, entrevistador o lector, a engancharse a una nueva serie. La número un millón.

Oigo “nadie podría predecirlo” y pienso en la imborrable sintonía de 'La dimensión desconocida': “Tinoninotinonino...”.