La mujer que deja a Dani Alves fuera de juego

Joana Sanz fue la mejor modelo de la Madrid Fashion Week, pero arranca más titulares por su romance irradiado en Instagram con Dani Alves. "Estoy ya curada de espanto", dice

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ANA SÁNCHEZ

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La llaman “la psicóloga de Alves”, aunque solo ha estudiado un curso y es más de psicología criminal. Hace poco más de un año que entró en el club de las WAGs (mujeres y novias de deportistas). Vía Instagram, claro. Joana Sanz y Dani Alves, el exdefensa del Barça, ejercen en sus cuentas de autopaparazis de su romance. Él tiene 9,7 millones de seguidores; ella, 189.000. Airean poses de catálogo de “qué-felices-que-somos”, carantoñas con el tatuaje bien visible del futbolista ('Love'), romantiquisísisimas declaraciones de amor, un chihuahua en una cesta de regalo (se llama Mari), vídeos cantando, más vídeos cantando, anillo de compromiso… Aunque su estado civil, como diría Facebook, “es complicado”. Al menos mediáticamente. '¡Hola!' anunció el mes pasado que se habían casado. El futbolista lo desmintió en su Instagram. La revista lo matizó: “Se han casado… pero a su manera”.

A estas alturas, Joana Sanz ha pasado ya a la fase 2 de la fama por contagio: “Estoy ya curada de espanto”, se ríe. “No se me va a olvidar nunca un evento en el que me preguntaron: ‘Bueno, ¿y cuándo te piensas quedar embarazada?”. ‘Pues, mira [hace como que responde], mañana [se ríe], creo que mañana me apetece”. 

La modelo habla en el restaurante Ikibana Sarrià, en Barcelona. En persona actúa como en su Instagram. “Yo digo lo que pienso siempre. Se me va la fuerza por la boca”, se ríe. Aunque, quizá por roce futbolístico, también ha aprendido a echar algunos balones fuera.  

"LA DIETA DE LAS GALLETAS OREO"

Tiene 24 años recién cumplidos (el 9 de junio). Lleva cuatro fuera de Tenerife y no se le matiza el acento canario. “Ni 'patrás”, se ríe. Sí, se ríe al terminar cada frase. 

La descubrió un estilista –lo llama “padrino”– en un centro comercial de Tenerife. Tenía 14 años. Hasta los 20 no vino “a península”, que dice ella. Así que a los 17 no pudo ganar –eso repiten los perfiles sobre la modelo– el concurso Supermodel of the World de la agencia Ford de Nueva York. “Me gustaría saber de dónde lo han sacado”. También repiten de artículo en artículo que ha hecho muchos años gimnasia rítmica. “No he hecho nunca”, menea la cabeza. Lo que ella hacía de pequeña era 'kickboxing'. 

Lo que incluye su currículo de verdad: fue la mejor modelo de la pasada Madrid Fashion Week. ¿Su meta? Convertirse en un ángel de Victoria’s Secret. “¿Qué modelo no sueña con esto?”. De momento, Joana Sanz cumple los cánones básicos de una top: roza el 90-60-90 (86-61-90) y dice que no se priva de nada al comer. “Pero compenso con deporte –responde–. Siempre he dicho que todo en esta vida es compensar”. ¿Seguro? “La dieta de las galletas Oreo es la mía”, carcajada.

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Estudió un año de Psicología, aunque lo que a ella le gusta, puntualiza, es la psicología criminal. “A día de hoy me sigue llamando muchísimo la atención –señala–. Estoy entre eso y hacer psicología según los trastornos alimentarios”. En cuanto le preguntas si se ven mucho por las pasarelas es cuando echa balones fuera con chute futbolero. “En verdad veo más de gente de la calle que dedicada a la moda”, responde. “No, no me refiero a los trastornos alimentarios en la moda –insiste-, sino a cualquier persona día a día que se obsesiona con una talla”. ¿Ella se ha obsesionado? “Yo, qué va [se ríe]. ¿Para qué?”. Porque se dedica a posar con lencería. “No, en verdad de cara a mi trabajo no me machaco”, se vuelve a reír. ¿No? “No. Me exijo a mí misma, pero por bienestar. Porque me gusta mucho el deporte, me gusta muchísimo correr. Y si no llevas una alimentación un poco saludable, te cuesta”. 

"YO NO SOY DE LAS QUE SE ENAMORAN A PRIMERA VISTA"

Es hija única. Lleva siempre un colgante de su madre. Dice que es sensible. Que odia estar sola. “Por eso no me dedico tan de lleno a la profesión –apunta–. Lo común en una modelo es hacer temporadas, irte un poco. Yo siempre tengo mi base aquí. Mi base es Barcelona y voy y vengo por trabajo. Mi casa está aquí –insiste–. No me muevo”. 

No ve la tele. “No tengo tele en mi casa. No veo tele. No hay tele”, recalca. Comparte piso en Barcelona con sus “amigas de toda la vida” y una perrita chihuahua que le regaló Alves por su cumpleaños: Mari. “Entre todas las compañeras de piso nos decimos: ‘Mari, Mari. Ay, Mari”. 

Habla de su relación con Alves con la misma transparencia que en las redes sociales. “La verdad es que soy bastante espléndida con mi Instagram –reconoce–. Pongo lo que siento”. Así que cuenta cómo conoció al futbolista del Barça como si estuviera curtida en 'Sálvames Deluxe'

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“Uno de sus mejores amigos era el novio de una de mis mejores amigas –explica–. Un día fui a cenar con todas mis amigas. Yo no tenía ni idea de los jugadores”, se ríe. No sabía quién era. “No”. Y tampoco hubo flechazo. “No. Cero. Yo no soy de las que se enamoran a primera vista. No. A mí me enamoran los caracteres. Y él era la alegría de la huerta –sonríe-. Yo decía: ‘¿Y este qué hace?’. Saltando, cantando por todos lados… ¿Pero qué le pasa?”. 

Se enteró hace poco de lo que significa WAGs (Wives And Girlfriends of Sports). Hay unos cuantos clubs de fans en Instagram, dice. “La verdad es que me entero más de trabajos míos por estas cosas que por mí misma. ‘Ay, mira qué guay, la foto de…”. 

No le incomoda ser “la-novia-de”. “No, porque al fin y al cabo es verdad, ¿no? Soy su novia. ¿Qué me va a molestar?”. De hecho, dicen que ha comentado alguna vez que “es más fácil a la hora de trabajar”. “Nooo –niega–. A lo mejor eres más conocida en el mundillo, pero… Yo llevaba ya cuatro años dedicándome a la moda. Al contrario: me siento más atosigada”. Más por preguntas que por paparazis. “Porque las fotos ya nos las hacemos nosotros mismos y las subimos nosotros mismos –se ríe–. Creo que los paparazis tienen los días contados”. 

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