David Serrano: taquillazos y batacazos de un director (y lo que surja)

David Serrano

David Serrano / periodico

JUAN FERNÁNDEZ

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Curso de 1985, clase de 5º de EGB en un colegio de Madrid: la profesora invita a los alumnos a montar una pequeña obra de teatro y un espabilado niño, con un bagaje cinéfilo impropio de su edad, alza la mano y se apunta raudo al reparto. Hasta aquí todo previsible: ¿qué crío de 10 años y con cierta curiosidad escénica se resiste a jugar un rato a los actores con los amiguitos del cole? Lo sorprendente de esta historia no ocurrió en el aula, sino en la casa del menor, cuando llegó contando emocionado que iba a actuar en la función escolar y su madre le explicó en qué consistían los distintos oficios del teatro y el cine. “Cuando me explicó a qué se dedicaba el director, aluciné. ¡Eso era lo que molaba! Al día siguiente le dije a la profesora que ya no quería ser actor en la representación, que quería dirigirla. Desde ese día he tenido claro que lo mío era ser director”, relata David Serrano.

El realizador madrileño cuenta esta anécdota tratando de situar el momento cero de su pasión por el mundo del espectáculo, que no es una pasión cualquiera. Aquel lance de la función escolar es un mojón fácilmente localizable en su memoria. Más complicado le resulta calcular las gotas de venenillo cinéfilo que le fue inoculando su madre en las maratonianas sesiones de cine a las que lo sometió casi desde párvulos. “Dos veces por semana me sacaba del cole y me llevaba a ver un programa doble. Pero nada de cine infantil: películas clásicas, grandes estrenos y títulos en versión original, aunque aún no sabía leer. Algunos días me enfadaba y me resistía a entrar, pero al final me las tragaba. Y las disfrutaba”, recuerda.

Con esa predisposición, a nadie debe extrañar que con 15 años empezara a trastear con la cámara de vídeo de un amigo, a los 18 escribiera y dirigiera su primer cortometraje –'El primerizo'– y que, a los 20, embaucara a sus amigos Coté Soler, Alberto San Juan y Willy Toledo para rodar el corto que él mismo había guionizado, 'Piel canela', con el que ganó varios premios. Cuando escribió el libreto de 'El otro lado de la cama', recién rebasados los 25 años, le dieron con la puerta en las narices en todas las productoras del país y le tomaron por loco por pretender rodar una película musical. Hasta que en Tele 5 le compraron la idea con la condición de que la dirigiera Emilio Martínez Lázaro, no un desconocido como él. Ese año, el 2002, 'El otro lado…' fue el título español más taquillero de la temporada. El resto es historia conocida.

Guionista, director, dramaturgo, productor... y hasta acomodador

David Serrano es un caso único en el paisanaje cinematográfico y teatral de este país. Lo habitual es que un autor se dedique a escribir y dirigir sus propias obras y que abomine de mojar pan en otros platos. Su currículo, en cambio, es un vademécum completo del negocio del espectáculo. En los últimos 15 años, ha firmado el guion de siete largometrajes y ha dirigido cuatro de ellos, pero además ha escrito media docena de obras de teatro, entre ellas dos exitosos musicales, y las ha puesto en escena. También ha adaptado textos dramáticos extranjeros y ha producido varias películas, propias y ajenas, y un sinfín de funciones teatrales. “Hasta he sido acomodador cuando ha hecho falta”, dice entre risas.

La próxima semana, Serrano será noticia por el estreno de su cuarta película, la comedia romántica de enredo 'Tenemos que hablar', pero la premier se cruzará en el tiempo con 'Lluvia constante' y 'Buena gente', obras teatrales adaptadas y dirigidas por él y todavía en cartel. Si se lo encuentran estos días por la calle, le verán con la mirada absorta porque anda preparando la nueva función teatral que estrenará en verano, mientras adapta al gusto del espectador local el libreto de 'Billy Elliot', que llevará a escena el próximo otoño. En marzo llegará a los cines 'El pregón', de cuyo guion es coautor, y a estas horas en Argentina siguen formándose colas a diario para ver su versión teatral de 'El otro lado de la cama', mientras su musical 'Hoy no me puedo levantar' continúa de gira por Latinoamérica.

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El hombre-orquesta del espectáculo de este país lleva camino de convertirse en una función en la que nunca se pone el sol, pero Serrano habla de su oficio con la humildad de los meritorios. “Nunca he tenido problemas en ser un día director y al siguiente ayudante de cámara o lo que tocara hacer. Aprecio no ser el jefe de un proyecto”, confiesa este guionista, director de cine y teatro, adaptador de textos dramáticos, montador de musicales teatrales y productor de 'shows' varios.

De esa variada paleta de oficios, la rapidez y decisión con las que esta guía del ocio con piernas señala su favorito, revela la naturaleza última de su vocación: “Me quedo con la experiencia de dirigir un gran musical en el teatro, por la cantidad de detalles que has de coordinar y el vértigo que sientes. Los actores, la música, los decorados, el ritmo en directo durante tres horas… Se pasan nervios, pero es fascinante, adictivo. Es el espectáculo total”, asegura.

Grandes bombazos y sonoros fracasos

En la humildad con la que Serrano habla de su trabajo influye también, y no lo disimula, la ducha escocesa a la que lo ha sometido el aplauso del público en estos años. Su nombre está detrás de algunos de los mayores bombazos de taquilla de los últimos tiempos en España, tanto en el cine como en el teatro, pero también de sonoros fracasos. El desapego con el que habla de esa montaña rusa confirma que ha digerido la experiencia. 

“Durante unos años, el éxito se convirtió en algo normal para mí. Martínez Lázaro me dijo: ‘No te acostumbres, que esto cambia’. Vaya si cambia. En mi vanidad, llegué a creer que tenía un público fiel que vería todo lo que hiciera. Menudo error”, reconoce el por entonces rey Midas del espectáculo de este país.

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Tras recaudar más de dos millones y medio de euros con 'Días de fútbol' –su debut tras la cámara en el 2003–, cuatro años más tarde su segunda película, 'Días de cine', apenas cosechó 100.000. En el 2010, su siguiente filme, 'Una hora menos en Canarias', tampoco cumplió sus expectativas. “Un crítico llegó a desear mi muerte y otro me pidió públicamente el teléfono de mi camello. Lo pasé mal. En ese momento, no entendí qué había ocurrido. Ahora sé que los gustos de la gente son un misterio, y que si intentas darle al público lo que crees que quiere, te estrellas”, explica.

Aprendida esa lección, Serrano dice encarar “con tranquilidad” el estreno de su nueva película. “No va a revolucionar la historia del cine, pero tampoco era ese el objetivo. Hemos hecho una comedia elegante y clásica sin más pretensiones que entretener al espectador un rato en el cine”, indica. Señales para la confianza: el guion lo firma con Diego San José, responsable de los diálogos de 'Ocho apellidos vascos' y 'Ocho apellidos catalanes', entre otros títulos, y coguionista de cabecera de Serrano. “Es el mayor talento creativo que hay ahora mismo en este país. Encontrarle ha salvado mi carrera”, dice el director.

En la trama de ‘Tenemos que hablar’, los protagonistas –Michelle Jenner y Hugo Silva, acompañados en el reparto por Verónica ForquéÓscar LadoireBelén Cuesta y Ernesto Sevilla– son víctimas de la cultura del pelotazo inmobiliario que desembocó en el hundimiento económico. ¿Es hora ya de reírnos de la crisis? “Hay que reírse de todas las desgracias, desde la crisis hasta el terrorismo, porque el humor es la mejor manera de destruir aquello que nos amenaza”, opina. La actualidad del país, según Serrano, es una fuente inagotable de inspiración. “La corrupción valenciana da para una comedia y el momento político actual podría convertirse en una sátira, con los líderes tratando de ponerse de acuerdo”, sugiere. El título ya lo tiene: 'Tenemos que hablar 2'.