una vecina llamada... Yolanda Ramos, actriz

Yolanda Ramos: «El barrio del Poble Sec y El Molino son un espejo de la vida»

<b>La exvedete de El Molino Yolanda Ramos </b>guarda tantos recuerdos de sus cuatro años en el icono del Poble Sec, cuyas aspas vuelven a girar desde el 18 de octubre, como ganas tiene de disfrutar del que es ahora su barrio. El 16 de julio pronunciará el pregón de la fiesta mayor.

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CARME ESCALES
BARCELONA

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El 14 de noviembre de 1997, mientras las estrellas del El Molino se preparaban para subir su número al escenario una noche más, se comunicó a todos los trabajadores el cierre del legendario local de espectáculos del Paral·lel aquella misma noche. Yolanda Ramos, vedete del mítico espacio escénico, estaba allí.«Nos dieron media hora para recogerlo todo»,recuerda. «Empezamos a coger cosas, pero no podíamos con todo. Yo pedí a los dueños de un comercio vecino que me guardaran algunas cajas», explica Ramos, a quien hubo algo que impresionó sobremanera.«Yo llevaba cuatro años en El Molino, pero Antonio Vargas, que llevaba 30, salió aquel día del teatro con las manos vacías. Toda su vida estaba en su camerino y lo dejó todo allí. En cambio, los jóvenes no sabíamos cómo hacer para llevarnos las cosas», señala la actriz.

Yolanda Ramos había descubierto el Poble Sec gracias a aquel trabajo que, al principio, reconoce, no fue nada sencillo.«No me cogían en ningún casting y vine a El Molino. Pero esto era muy fuerte. ¡Es que llevabas las tetas al aire!, puntualiza la exvedete.«Afortunadamente, te ibas acostumbrando», añade quien, más tarde, se daría a conocer como actriz cómica en televisión, en programas como Homo Zaping o El club del chiste, ambos emitidos por Antena 3, que está a punto de estrenarSeñoras que...,donde Ramos actúa.

Puro teatro

Poco a poco, la actividad en El Molino se fue convirtiendo en un importante nexo de unión con el barrio, de modo que, hoy, Yolanda Ramos, no logra separar algunos actractivos de ambos espacios.«El Poble Sec es un poco como El Molino, un espejo de la vida misma. En ellos se mezcla lo más cool, lo más sencillo y lo más pintoresco», describe la actriz.

«En El Molino aprendí que hoy puedes estar arriba y, mañana, ya ni estás»,afirma. «Abrir cada día un teatro es difícil», dice Ramos, que después de unos años de sentir pena cada vez que pasaba frente al teatro cerrado, se alegró mucho de volver a ver girar, de nuevo, las aspas de El Molino, en el que Ramos entró a bailar en 1993.«Este sitio tiene algo especial. No sé qué es pero lo tiene. Además de ser precioso y tener mucho encanto, antes también lo tenía, en él se hace puro teatro»,dice.

Una tarde, la puerta de El Molino se abrió y un joven de 22 años, Andreu Monte, entró a pedir trabajo como bailarín. «Se quedó cinco años en El Molino, antes de continuar haciendo carrera en otras compañías», explica Ramos, que acabó entablando una sólida amistad con aquel chico. «Durante mucho tiempo fue como el ninot indultado. Echaban a gente, pero él siempre se libraba. Y en la tintorería de su familia, donde hoy trabaja, siempre lo saben todo de El Molino. No sé de dónde sacan la información, pero son los primeros en saberlo todo»,declara la actriz. Ramos recuerda cómo al acabar las funciones, subía con aquel bailarín, hasta el castillo de Montjuïc, en su Ford Fiesta, y entonces los dos se sentaban a contemplar el puerto de mercancías de Barcelona y el mar, allí donde la ciudad se acaba.

Ahora, Ramos puede disfrutar más del barrio y hacer todo lo que aquellos tardíos horarios de los espectáculos no le permitían. Hace dos años, la actriz se compró un piso en el Poble Sec, afianzando su atracción y cariño por un barrio al que compara con un arroyo.«Las calles del Poble Sec nacen en la montaña y van a desembocar, todas, a la avenida del Paral·lel, que acaba siendo, como una Rambla», describe.

Humo entre las nubes

En ese Poble Sec que delimitan el mar y la montaña, la actriz solo echa en falta tiendas de moda.«Es lo único que salgo a buscar a otros barrios -apunta Ramos-. Lo demás, lo tengo todo aquí». Embarazada de cinco meses y actualmente bastante instalada en Madrid, Ramos afirma que, cuando está allí, echa en falta«los amigos, el mar y los olores propios de esta ciudad».

Cuando se aleja de Barcelona y deja atrás su barrio, hay una imagen que se lleva consigo.«Cuando bordeas el cementerio de Montjuïc, desde la Ronda del Litoral, muchas veces veo el humo que yo imagino que es el que desprenden las cenizas de la incineración (a mi abuela la incineraron allí). Ese humo que se mezcla con las nubes me hace pensar en el final de la ciudad, del barrio y de la vida»,dice Yolanda Ramos, una actriz cómica a quien lo que le hace reír«son las debilidades de la gente que se cree perfecta y poderosa».