LA VISIÓN VASCA

Crisis y concierto económico

Euskadi ha aplicado una política que explica su éxito más allá del acuerdo fiscal especial que tiene

IÑAKI GONZÁLEZ

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Me sugieren mis amigos -que en estos tiempos es de lo poco que aún cotiza al alza- catalanes que el permanente debate sobre la financiación de Catalunya está asentado y dirigido últimamente hacia la reivindicación de un modelo de concierto económico similar al vasco. No he seguido de cerca el debate catalán y sus términos, pero sí tengo un criterio claro sobre la experiencia del concierto vasco. Si sirve como aportación, aquí queda impresa. Tiene su lógica que se avive la demanda en tiempos de crisis. Más en una como la actual, que afecta tan profundamente a la disponibilidad de recursos públicos mientras se percibe que el potencial económico del país, en este caso de Catalunya, no revierte en esa disponibilidad. Se exhibe el diferencial de las cifras macroeconómicas de Euskadi respecto a España como prueba del nueve de las virtudes del modelo. Me parece incuestionable que el modelo de concierto incrementa la disponibilidad de esos recursos, pero el marco no explica por sí mismo esos diferenciales.

EMPECEMOS POR enunciarlos. Es cierto que el PIB vasco creció el pasado año casi el doble que el español; nos dicen también las estadísticas que la riqueza per cápita se situó por encima de los 31.000 euros, un 34% más que la media del Estado. Y es igualmente cierto que el desempleo en Euskadi, habiéndose casi duplicado en los últimos años, sigue siendo 10 puntos inferior al de España. El que suscribe es un convencido de las virtudes del concierto por el mismo motivo, más allá de afecciones o desafecciones nacionales, que soy un ferviente defensor del principio de subsidiariedad. Pero rechazo que sea capaz, por sí solo, de haber propiciado este resultado.

La memoria nos dice que la restauración democrática de las instituciones vascas y su modelo administrativo y fiscal coincidieron con la mayor crisis histórica en la estructura económica de Euskadi. Con una estructura industrial ineficaz, sobredimensionada y en pleno desmantelamiento, el concierto económico se activó hace 30 años en un entorno de recesión y con niveles de desempleo similares a los que hoy ofrece España, con picos superiores al 30% en las comarcas industriales tradicionalmente tractoras de Vizcaya y Gipúzcoa. El factor que ha determinado el cambio objetivo de situación en Euskadi tiene más que ver con un diseño de política económica determinado, con un tejido empresarial de pymes emprendedoras, con la inversión pública y privada en I+D y con unos criterios de formación educativa y continua que han reconvertido no ya a la estructura del PIB vasco sino a la propia sociedad.

Es esa mi intuición porque, en el origen del concierto, lo que no había en comparación con el entorno español era precisamente recursos públicos superiores. La generación de estos ha venido de la regeneración de la actividad privada y la orientación estratégica de la misma, que es donde sí ha incidido una cierta voluntad y estrategia políticas. En la coincidencia de voluntades privadas y públicas cabe entender la construcción del modelo económico vasco en el que la industria aportaba en el 2010 un 23% al PIB, los servicios, un 60% y la construcción, un 7%. Puede ser momento de comparar y buscar alguna conclusión sobre el menor impacto en Euskadi de la crisis inmobiliaria y sí de la financiera y su restricción del crédito. Ha sido la actividad en sectores tractores y de valor añadido lo que ha mantenido la disponibilidad de recursos públicos en mejores niveles que el entorno, lo que no quita para que haya pasado factura y esto se refleje en el debate político vasco.

El Gobierno vasco proyecta hoy el «modelo Euskadi» en contraposición a la lucha estratégica antidéficit de Rajoy. Fue un gobierno socialista, no nacionalista, el que empezó asociando su imagen al eslogan turísticoI need Spain y hoy lamenta públicamente que la situación económica compartida rebaje la calificación de su deuda. El concierto tampoco sirve de escudo a ese acoso de las agencias. Ni exime a Euskadi del desencuentro de los partidos en materia económica. La defensa de los servicios públicos que esgrimePatxi Lópezes contestada por el PNV con la multiplicación de la deuda, que ha pasado de cerca de 600 millones a los 5.500 en la última legislatura.

SI LA COMUNIDAD se mantiene a niveles bajos de déficit es porque antes ha practicado el equilibrio fiscal. Reflexionar sobre esto desde la competencia fiscal y la capacidad recaudatoria es ventajista. Nadie va a descubrir ahora que para hacer una buena gestión de los recursos hay que poder acceder a ellos. En el caso de Catalunya esta realidad opaca otras reflexiones. Si alguien entiende que el caso de Euskadi es un éxito debe mirar más allá de la competencia, hacia los criterios de su desempeño y el compromiso social que los acompañaron. Los que han determinado que hoy tenga más negocio radicado en el extranjero que en España; los que tras tres décadas han situado su PIB per cápita un 34% superior al español, pero también su productividad laboral un 30% por encima de la media de la UE. La virtud del concierto ha estado en convertirlo en tractor de ese fenómeno. Esa es la clase de política que demandamos vascos, catalanes, españoles, europeos.

Periodista.