LA NEGOCIACIÓN CATALANA
Buscando la llave perdida
CiU estudia resucitar el nonato modelo fiscal del Estatut del Parlament, avalado por el PSC
La llave de la caja. Esa ha sido, es y será la madre de todas las batallas en cualquier reforma del sistema de financiación de Catalunya. La metáfora define el núcleo del modelo: quién dispone de la capacidad normativa para recaudar y gestionar los impuestos que se pagan en la comunidad autónoma y qué porción de los tributos revierte en ingresos para el propio territorio que los genera. Las bases del pacto fiscal del Govern de Artur Mas, secundadas por ICV-EUiA y ERC, son muy claras: la Generalitat tiene pleno control sobre el 100% de los impuestos, por medio de una Agencia Tributaria catalana.
No obstante, en busca del acuerdo con el PSC, CiU parece dispuesta a plantear como«punto de encuentro»undéjà vu:resucitar la financiación que se plasmó en el Estatut que el Parlament aprobó el 30 de septiembre, un modelo que nunca llegó a entrar en vigor porque fue fulminado durante la negociación con el Gobierno central. La jugada nacionalista persigue poner a los socialistas contra las cuerdas, pues aquel sistema que no vio la luz contaba con la firma de los socialistas, comandados entonces, eso sí, por elexpresidentPasqual Maragall.
La letra pequeña
Pero, ¿qué diferencias hay entre el pacto fiscal del 2005 y el que está hoy pendiente de ser aprobado por el Parlament? En la práctica, cuesta hallar alguna que cambie de raíz el planteamiento, aunque la letra pequeña no es exactamente la misma. Catalunya reclama hoy la«recaudación, gestión, liquidación, inspección, exacción y revisión»de todos los impuestos. El Estatut del 2005 no incluía las dos últimas competencias de esta lista. En cambio, en ambos textos se reconoce al Parlament la plena capacidad normativa sobre la cesta de tributos.
El fallido sistema pactado hace siete años se basaba en tres pilares: la bilateralidad en la relación Estado-Generalitat, la solidaridad con el resto de autonomías y una amplia autonomía fiscal, que incluía una Agencia Tributaria propia que colaboraría mediante convenios con la Hacienda estatal. Unos principios que constan también en el pacto fiscal de Mas.
Ahora bien, la propuesta actual fija que la potestad normativa catalana sobre los impuestos podrá estar«limitada exclusivamente por las necesidades de establecer elementos comunes con el resto del Estado y la UE».En la Carta del 2005, las funciones fiscales de la Generalitat debían respetar los«acuerdos suscritos por el Govern de Catalunya en instituciones y organismos de carácter multilateral».Traducido: el Parlament plantea ahora una excepción legal que saque a Catalunya delcafé para todosfiscal, mientras que siete años atrás, podía permanecer en el régimen común, la LOFCA. Llave propia o llave compartida. Esta diferencia explica parte de los recelos de ERC a aceptar el modelo del 2005 sin aclarar su concreción.
La coincidencia sí es total en la doble aportación al Estado: una cuota anual por los servicios que presta en Catalunya y otra en concepto de solidaridad autonómica, revisable periódicamente. Ninguna de las dos cantidades es fija, por lo que, ni en el Estatut del 2005, ni hoy en el pacto fiscal, se puede hablar de concierto económico.
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