La picaresca rusa

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SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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En tres meses la crisis deportiva rusa podría estar resuelta. Es el plazo que los expertos internacionales fijan para que se eche carpetazo a uno de los mayores escándalos de dopaje de los últimos años, el que ha afectado al atletismo ruso, el que ha denunciado la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), un plan perfecto (o casi perfecto) para que los representantes del país asaltaran las medallas y se convirtieran en estrellas mundiales.

Todo apunta en esta dirección, desde los mensajes más firmes de los directivos de la AMA, a la interpretación de la consigna que Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), envió el sábado: «Estoy seguro de que si se cumplen las medidas propuestas los atletas rusos estarán en Río». Bastante claro. Sin embargo, el Gobierno ruso trata de buscar alternativas, casi aliadas con la picaresca, por si no pueden cumplir las exigencias de la AMA.

De ahí el sorprendente anuncio que este domingo efectuó Vitaly Mutko, ministro de deportes ruso, quien comunicó que su país quiere pedir al COI que permita a sus atletas disputar competiciones internacionales -pensando sobre todo en los Juegos de Río- bajo otra bandera. Y en la sugerencia fijó como estandarte oficial la enseña del Comité Olímpico Ruso. «Espero que en tres meses pueda estar solucionado nuestro problema, pero, mientras tanto, me gustaría que se permitiera acudir a nuestros atletas a las competiciones internacionales bajo la bandera de nuestro comité olímpico».

Parece complicado que se atienda la petición rusa porque, de hacerlo, significaría prácticamente una burla al minucioso informe realizado por la comisión independiente del AMA, que puso sobre la mesa, las prácticas dopantes en Rusia y que condujo a la suspensión de la Federación Rusa de Atletismo que decretó la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) el pasado viernes.

Rusia, además, y solo por si acaso, se guarda otra carta que puede utilizar en cualquier momento. La federación de atletismo tiene la potestad de poder acudir al TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) para que revoque el dictamen de la IAAF. Por ahora, Rusia ha preferido comenzar a fijar una hoja de ruta, aunque el próximo miércoles llegará, salvo sorpresa, un nuevo batacazo para Moscú. El comité fundador de la AMA se reúne y tiene sobre la mesa la suspensión de la RUSADA, la agencia antidopaje rusa. Sin sus facultades no pueden organizar competiciones internacionales en el país, lo que se traduce en que quedaría en el aire el Mundial de fútbol del 2018.

LA PROTESTA DE ISINBAYEVA

Rusia se prepara para eludir todos los obstáculos. Así, diversos actores de primer nivel, los atletas que temen verse privados de los Juegos, ya han anunciado también su voluntad de acudir a Río bajo la bandera de los aros olímpicos, como en alguna ocasión han hecho deportistas con su comité suspendido o no reconocido, y también por causas de índole política.

Entre los más activos está la doble campeona olímpica, Yelena Isinbayeva, quien contactó el viernes con la IAAF para pedir clemencia. «Nuestra situación es muy triste. No se puede privar a los atletas inocentes de acudir a Río».