FASE DECISIVA

Los admirables ocho del Mundial

Los cuartos de final quedan definidos con selecciones históricas y otras con utopías por conquistar

Thiago Silva, felicitado por Neymar tras un gol.

Thiago Silva, felicitado por Neymar tras un gol. / periodico

Marcos López

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Están los que tenían que estar (BrasilFrancia), los que se sospechaba que estuvieran (BélgicaCroaciaUruguay), pero faltan selecciones que han asistido en Rusia al final de una época. Parece mentira, pero el éxito te convierte en prisionero de los héroes que lo firman y ni Alemania, la actual campeona, despedida en la primera fase, ni España, la anterior campeona, han sobrevivido a esa difícil gestión de vivir en el paraíso.

El Mundial, que ha permitido descubrir una organización perfecta y un VAR, pese a sus imperfecciones que hace un fútbol más perfecto, se ha llevado por delante a colosos que se creían indestructibles, dejando víctimas que tardarán tiempo en recuperarse. Quizá ni cuatro años (Qatar aguarda en el 2022) sean suficientes, mientras Brasil, que viene de una tragedia nacional ­–­el ‘Mineirazo’ evocó el drama del ‘Maracanazo’­– se ha repuesto a tiempo de la mano de Tite, un técnico que entiende el fútbol como una cuestión de trabajo.

Por el camino se han quedado selecciones potentes que han protagonizado el final de una época

Mucha samba, mucha alegría, pero organización y método para que la ‘seleçao’, que empieza a ver la mejor versión de Neymar mientras disfruta de un inmenso Coutinho, se cosa el 15 de julio en Moscú la sexta estrella en su corazón. Pero antes le aguarda Bélgica, a quien se lleva años y años esperando, convencido de que el fútbol de que esa generación de grandes jugadores (Courtois, De Bruyne, Hazard, Mertens, Lukaku…) tendrá que explotar algún día.

Derribar muros

De la mano de Roberto Martínez, ese señor de Balaguer, ha construido una selección moderna, competitiva, dúctil, capaz de jugar con varios planes, y que se siente esperanzada ante el momento de la verdad. Quizá no vuelva a encontrar tal nómina de talentos a la vez, por lo que Brasil supondrá la frontera que determinará su utopía.

Es, por lo tanto, el duelo entre el pasado que es siempre presente (Brasil) contra el futuro (Bélgica), si es que llega algún día. El viernes, en Kazán, llegará la respuesta. El mismo viernes, poco antes y en el estadio de Nizhni Nóvgrod, Mbappé tendrá la puerta abierta para demostrar si ha venido, con apenas 19 años, para derribar muros y ser el dueño de la Francia, que debía ser de Griezmann. Es Francia-Uruguay. Es, por lo tanto, un país de tres millones y medio de personas con un venerable y sabio maestro al frente (Tábarez), que tiene a dos sabuesos del gol. Suárez, el azulgrana, está a punto, y Cavani, con una lesión muscular en el inolvidable duelo con Portugal tras marcar dos golazos, quiere derrotar a los tiempos que marca su cuerpo.

Por el otro lado del cuadro, el amable, el tranquilo, el que desperdició la triste España de Hierro, va la Croacia de Rakitic y Modric, dispuesta a acabar con el sueño de Akinfeev y de toda Rusia, mientras Suecia vive feliz la vida lejos de la dictadura de Ibrahimovic. No solo echaron a Alemania a su casa sino que se asoman ufanos a los cuartos de final de un Mundial, buscando repetir la epopeya de Estados Unidos-94 cuando llegaron a las semifinales. La última en entrar fue Inglaterra, con el suspense de los penaltis, apeando a la Colombia de Yerry Mina, quien sin duda se habrá revalorizado. Los ingleses, los inventores del fútbol, se sienten ante una oportunidad histórica.