FINAL DEL MUNDIAL DE CLUBS

El Madrid gana en la prórroga con ayuda arbitral (4-2)

Navas lleva al equipo blanco a la prolongación y el árbitro perdonó la expulsión a Ramos. Cristiano decidió con tres goles

Cristiano Ronaldo celebra uno de sus tres goles, en Japón.

Cristiano Ronaldo celebra uno de sus tres goles, en Japón. / periodico

CARLOS F. MARCOTE

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Tres goles de Cristiano Ronaldo y el espíritu reivindicativo de Benzema dieron al Madrid el Mundial de Clubs en otra prórroga propicia, a la que el conjunto blanco había llegado muy agobiado y con todos sus efectivos después de que el árbitro perdonara la expulsión a Sergio Ramos. El delantero francés abrió el marcador, pero Varane se durmió poco antes del descanso y permitió empatar a Shibasaki, que repitió después. Ronaldo empató de penalti y Navas sostuvo en el último tramo al equipo para llevarlo a la prórroga, en la que el portugués hizo honor a su condición de Balón de Oro para decidir con otros dos tantos antes de llegar al intermedio de la media hora extra.

Todo había comenzado con las mejores perspectivas para el Madrid, que en principio no se había creído campeón mundial antes de ganar la final y desactivó la presión y el empuje inicial del Kashima de forma contundente. En la primera llegada clara de los blancos, Benzema recogió un despeje al centro de Sogahata a un duro disparo de Modric y marcó a puerta vacía (m. 9), lo que no alteró en absoluto la puesta en escena del equipo japonés, centrado en discutir el balón al Madrid y alcanzar posiciones de remate, aspecto, sin embargo, en el que volvían a quedar patentes las llamativas carencias del fútbol local.

Keylor Navas sufrió los primeros avisos, el Madrid perdió ligeramente el control del juego y Cristiano Ronaldo se dejó ver más por sus facilidad para estropear claros contraataques blancos que por su disposición para combinar con sus compañeros. Todo lo contrario que Benzema, que se desplegó por todos lados para asociarse con acierto, sobre todo con Lucas Vázquez, otro que compareció decidido a no pasar desapercibido en la final.

También Modric, cuya facilidad para asomarse al área japonesa le colocó con frecuencia en disposición de ejecutar el remate final en las jugadas de ataque madridistas. No acertó porque no pudo disparar con comodidad, lo mismo que Lucas y Benzema en sendos contraataques muy bien llevados.

BOFETADAS

Parecía más cerca el segundo tanto blanco que el empate, pero una fase de relajación en el momento menos oportuno, a las puertas del descanso, dio nuevas alas al Kashima. Varane, que acababa de neutralizar gracias a su velocidad una ocasión japonesa, facilitó el empate con un despeje al aire que aprovechó Shibasaki para batir a Navas con la zurda (m. 44).

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Un escenario imprevisto para el Madrid, que volvió al campo en el segundo tiempo dispuesto a restablecer el orden lógico de las cosas y se encontró con otra bofetada del Kashima. La precipitó Ramos con un despeje nada afortunado que llevó el balón a pies de Shibasaki, quien lo manejó de maravilla para dejar atrás a Carvajal y Lucas y anotó su segundo tanto con un gran zurdazo ajustado al palo (m. 52).

PERDÓN PARA RAMOS

Un claro e innecesario penalti de Yamamoto a Lucas permitió a Ronaldo restablecer el equilibrio en el marcador (m. 59) antes de que el campeón japonés se lo empezara a creer de verdad. Pudo terminar haciéndolo porque el propio portugués perdonó hasta en otras tres ocasiones, además de Ramos y Benzema, a quien Sogahata realizó una parada excepcional.

El partido se fue abriendo cada vez más según se acercaba el final, al que el Madrid llegó paralizado ante la energía incontrolable del Kashima. Navas ejerció de salvador ante Fabricio y Kanazaki y Endo malogró la ocasión que pudo decidir en el tiempo añadido con un remate cercano desviado justo después de que el árbitro, que llegó a echarse mano al bolsillo, perdonara la segunda amarilla a Ramos, sin hacer caso a los jugadores japoneses que le reclamaban que recurriese al video para decidirse a expulsar al capitán madridista.

En la prórroga emergió el Ronaldo más letal para dar color blanco a la final. Primero se hizo hueco entre los centrales para recibir de Benzema y marcar bajo el cuerpo del portero (m. 98) y seis minutos más tarde recogió un disparo desviado de Kroos para remachar con la derecha antes de llegar el intermedio de la media hora suplementaria. Entre ambos tantos, Suzuki cabeceó al larguero en una falta en una jugada que pudo haber metido otra vez contra las cuerdas al Madrid.

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