LA RONDA FRANCESA
El Tour admite que estuvieron desbordados en Alpe d'Huez
Prudhomme, director de la prueba, afirma que los mensajes previos de prudencia no tuvieron efecto y los corredores se quejaron en la etapa que ganó Sagan
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Sergi López-Egea
Las cunetas de Alpe d'Huez daban asco a última hora de la tarde del jueves. La montaña parecía un basurero y, sobre todo, una planta de reciclaje de botellas de cristal, de cerveza, por supuesto. El Tour, en palabras de su director, Christian Prudhomme, admitió este viernes que los mensajes de calma, sosiego y civismo que la organización envió a los espectadores movilizados a lo largo de la subida de las 21 curvas "no tuvieron el efecto deseado". Durante la segunda parte de la escalada los acontecimientos desbordaron a la prueba.
Ni los 500 gendarmes movilizados a lo largo de los 13,8 kilómetros de subida, ni el refuerzo de los propios servicios de seguridad del Tour, ni siquiera las vallas y las cuerdas montadas en las zonas supuestamente más conflictivas, pudieron evitar, sobre todo, que un espectador tumbase a Vincenzo Nibali, cuarto en la general y ganador de la edición 2014, que se fracturó una vértebra y abandonó, ni que un aficionado, que fue detenido, diera una colleja a Chris Froome durante el ascenso a Alpe d'Huez.
"La responsabilidad de la organización es proteger a los corredores en carrera. Lo que ocurrió en Alpe d'Huez no estuvo bien. Nadie quiere ver esas cosas", admitió este viernes Chris Froome, que sigue siendo el gran favorito a la victoria a pesar de que su compañero Geraint Thomas lleve el jersey amarillo.
"La responsabilidad de la organización es proteger a los ciclistas en carrera"
Alpe d'Huez vivió un ambiente alejado absolutamente de los principios básicos que siempre han respetado los seguidores al ciclismo de toda la vida, tales como no pitar a los corredores (Froome y Thomas fueron abucheados, este último en el podio), no molestarlos y sobre todo no tumbarlos. El aficionado de siempre anima y da agua a los corredores rezagados, al margen de banderas y países.
"No fue el comportamiento que nos gusta ver en las carreras. En varias curvas tuve que frenar por culpa del público. La fortaleza de nuestro deporte está en el contacto con la gente. Nos han de respetar", se quejó Romain Bardet, la principal figura francesa y quinto clasificado de la general.
"En varias curvas tuve que frenar por culpa del público. La fortaleza de nuestro deporte está en el contacto con la gente pero nos han de respetar"
Gente disfrazada, espectadores en cueros, hinchas que corrían al lado de los ciclistas haciéndose 'selfies' y aficionados que lanzaban botes con humos de colores al paso de los primeros clasificados. Precisamente, según admitió Nibali, la neblina ocasionada por el tufo de los botes perturbó su visibilidad y se enredó con la cinta de la cámara de fotos de una persona. "El problema estuvo en que no veía por el humo. Es lamentable que la gente acuda a las carreras con botes de humo", protestó 'El Tiburón', que espera estar recuperado para la Vuelta.
"No quiero volver a ver gente corriendo haciéndose 'selfies' con los corredores. Hay personas que solo quieren salir por la tele"
"La segunda parte de la subida fue muy complicada. Pudimos controlar a los espectadores holandeses apostados en la curva siete. Pero hubo mucho público inconsciente. A los ciclistas no se les puede ni silbar ni tocar. Uno de ellos tumbó a Nibali y con Froome se repitió la escena de 1975 cuando una persona golpeó a Merckx. No quiero volver a ver gente corriendo haciéndose 'selfies' con los ciclistas. Hay personas que solo quieren salir en la tele", admitió Prudhomme.
Sin embargo, el Tour es optimista y no prevé incidentes en los Pirineos. "En esta cordillera el público es mucho más tranquilo. Los montes que siempre nos dan problemas son Alpe d'Huez y el Ventoux, ausente este año", añadió el director de la ronda francesa. En los Pirineos la mayor parte de espectadores son españoles y generalmente su comportamiento es admirable. De todas formas, en esta cordillera, que se afronta de martes a viernes, se reforzará la seguridad de los ciclistas con mayor presencia de motoristas de la Guardia Republicana.
Los abucheos a Thomas y Froome
La prueba había conseguido controlar los abucheos a Froome, que se produjeron durante los primeros días, en la región de La Vendée. En Alpe d'Huez la policía requisó una cantidad considerable de huevos, que iban a ser lanzados contra los líderes del Sky. Concretamente, a un aficionado se le retiraron dos cajas de 36 huevos cada una que escondía en el interior de una tienda de campaña. Aseguró a los agentes que los tenía preparados para hacer tortillas.
Thomas es ahora la diana en la pitada por parte de una minoría de seguidores. El corredor galés ha heredado la antipatía que despierta su todavía jefe de filas. Pero, en Alpe d'Huez las muestras de rechazo durante la escalada y en la meta fueron exageradas.
Abuso con el alcohol
Otro problema importante estuvo en el abuso con el alcohol. Durante el descenso principal de los vehículos acreditados que se produjo a partir de las 20 horas del jueves se divisó a muchos aficionados bajo los efectos de la cerveza con el consiguiente peligro incluso para la circulación.
Sin embargo, Prudhomme quiso enviar un mensaje de tranquilidad. Si la situación no se agrava no se van a tomar medidas drásticas. "Volveremos a Alpe d'Huez porque es una subida mítica del Tour".
Todas las clasificaciones en la página oficial del Tour.
La tercera de Sagan
Cuando te llamas <strong>Peter Sagan</strong> sabes que lo puedes tener todo controlado. Tus grandes rivales en los esprints ya han abandonado, sepultados por la crudeza de los Alpes; unos tras poner pie a tierra y otros después de entrar fuera de control. <strong>Gaviria</strong>, <strong>Kittel</strong>, <strong>Greipel</strong>, <strong>Groenewegen </strong>y <strong>Cavendish</strong>, aunque a este último tampoco se le había visto mucho antes, ya son historia del Tour 2018. Y los que quedaban, por mucho que hacieran trabajar a sus equipos, como ocurrió camino de Valence, 13ª etapa, lo único que consiguieron fue marcarle el camino de la victoria al tricampeón del mundo.
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