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El portero también rota

Julen Lopetegui implanta una rotación asimétrica entre Navas y Courtois en el inicio de la temporada del Real Madrid

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Alejandro García

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Cada vez que es cuestionado sobre los porteros a su mando, Julen Lopetegui se esfuerza por emitir una respuesta aséptica, vacía de contenido e intrascendente. El entrenador del Real Madrid no quiere desvelar sus intenciones con Navas y Courtois, los dos guardametas de primer nivel mundial que se disputan en el equipo blanco un puesto históricamente sin rotación, el de portero.

“Con los porteros no tenemos un problema, si no dos soluciones”, repite constantemente Lopetegui, al que el fichaje de Courtois en verano le colocó ante un escenario que mantiene en pie gracias a un precario equilibrio, pero que en cualquier momento puede virar de dos soluciones y ningún problema, a dos problemas y ninguna solución

El recién llegado, nombrado mejor portero del último Mundial, es la apuesta del club y parecía que llegaba directo a la titularidad. Pero el veterano resiste, el guardameta más destacado de la última Champions tiene jerarquía dentro del vestuario y nivel dentro del campo. Lopetegui no se ha decantado y ha seguido la calle de en medio. Hasta ahora, Navas jugó la Supercopa de Europa, los dos primeros partidos de Liga y el debut en Champions; Courtois, dos jornadas de Liga. 

Un jugador especial

Históricamente, siempre se ha considerado al portero como un espécimen claramente diferenciado dentro del panorama futbolístico, con una personalidad singular, preparado para estar constantemente expuesto, para aceptar la normalidad frente al acierto y la condena ante el error. El portero representa la última frontera del sistema de defensa antes de conceder un gol, el recurso al que aferrarse cuando todo ha fallado.

El puesto de portero es el que exige una mayor responsabilidad colectiva, necesariamente reforzada con la confianza en el entrenador. Además, el portero representa una especie de líder forzoso dentro del campo. Es el jugador con mejor panorámica para observar el partido en su conjunto, asimilarlo como una sola unidad y aportar esa visión al equipo.

La volatilidad entre los tres palos, o la alternancia asimétrica que, por el momento, plantea Lopetegui, coloca a sus porteros en una situación extraña, atípica, poco sostenible en el tiempo, según muestran los precedentes históricos. La estabilidad en el puesto aporta confianza, tanto al propio guardameta como al sistema defensivo en sí mismo, innegablemente sustentado en el orden y mando del último recurso del equipo para defender la portería.