el inicio de la natación

Phelps busca un último baño de oro

El estadounidense abre hoy con el 400 estilos su desafío en siete pruebas

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LUIS
MENDIOLA

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Michael Phelps llega a Londres decidido a protagonizar una salida de escena triunfal en los cuartos Juegos de su carrera: los de su despedida de la competición. Con 14 medallas de oro olímpicas en su palmarés, después de superar en Pekín-2008 las siete medallas del mítico Mark Spitz, y convertido ya en uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, al nadador de Baltimore, de 27 años, le quedan pocos retos que superar. Pero ha sabido encontrar la motivación necesaria para reinventarse 12 años después de su aparición en Sydney, entonces solo un desconocido de 15 años, y despertar otra vez su apetito por el oro.

En Londres Phelps peleará por siete medallas, una menos de las que consiguió en Pekín, porque los años no perdonan. Pero aun así, su calendario supondrá un desafío titánico. Solo con vencer en los tres relevos, Phelps escribirá una página para la historia y superará una marca que parecía inalcanzable: las 18 medallas olímpica de la gimnasta soviética Larisa Latynina en los años 60.

Pero eso no le basta a un competidor descomunal - «no solo es el mejor nadador de la historia de los Juegos, posiblemente sea también el mejor deportista de todos los tiempos», lo elogió Spitz tras su hazaña de Pekín-, empeñado en dejar un legado inigualable.

LA HORA DEL ADIÓS / A Londres llega un Phelps en plena madurez y seguro de sus fuerzas. «Es excitante volver a competir a este nivel por última vez», explicó ayer a su llegada a la villa olímpica. «Es difícil comparar los sentimientos que tenía en Pekín y los que tengo aquí. Entonces quería ganar a todo el mundo y conquistarlo todo. Ahora, tanto Bob ( Bowman, su entrenador) como yo llegamos mucho más relajados. Es la hora de la despedida y la pregunta es ¿cuántos primeros tendré de aquí al domingo?». Para conseguir la motivación necesaria, Phelps ha contado con la ayuda extra de Ryan Lochte, su alter ego en el agua, un extraordinario nadador que ha vivido a su sombra la mayor parte de su carrera (los dos tienen 27 años), y que lo ha desafiado hasta el límite.

En el Mundial de Shanghái, hace un año, en el que Lochte resultó el gran triunfador con cinco oros y un bronce, consiguió superarlo en la final de los 200 estilos . Y en los recientes trials estadounidenses, que daban el pasaporte para los Juegos, Lochte acabó imponiéndose en los 400 estilos, precisamente la primera prueba con la que Phelps inicia a partir de hoy su desafío.

Esa rivalidad que se ha ido consolidando con el paso de los años, y que se ha ido alimentado de sus conquistas, está lejos de de convertirse en enemistad entre dos deportistas que mantienen una buena relación fuera de la piscina y que comparten el equipo de relevos.

«Veremos lo que pasa en mi última aparición, pero estoy convencido de que las cosas me van a salir muy bien», cuenta Phelps, un discurso idéntico al de Lochte, que se ha impuesto un programa de seis prueba y llega convencido de que Londres será su momento. «Estoy listo, sé que va a ser mi año y no voy a por la plata ni a por el bronce. Mi objetivo es el oro», desafía Lochte.