CAMBIO EN LA ESTÉTICA DEPORTIVA

Fotos con dron, pero sin dron

La fotografía deportiva toma impulso en el Mundial con los nuevos avances tecnológicos que ofrecen una estética nueva

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Emilio Pérez de Rozas / Baqrcelona

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Hubo un tiempo, no tan remoto pese a que la alta tecnología nos hace pensar que fue cosa de siglos pasados, en el que los fotógrafos que cubrían los grandes acontecimientos deportivos, especialmente el Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, tardaban multitud de minutos en retransmitir sus fotografías al mundo.

La tecnología ha permitido nuevos enfoques. Por ejemplo, las grandes agencias sitúan cámaras con pequeños trípodes detrás de las redes de la portería y, además, cámaras ancladas en los voladizos de las tribunas, enfocadas hacia el área pequeña y esa misma portería. Las dos cámaras están programadas y conectadas por internet al dedo del mismo fotógrafo, que las dispara simultáneamente cuando adivina o intuye que la acción está en esos dos campos de acción, de modo que obtiene una imagen a ras de césped y la misma como si hubiese sido realizadas desde un dron, sin dron.

Gestos de felicidad o rabia, de bronca, y goles

“La jugada, la acción tradicional del fútbol, pasa cada vez más desapercibida, es menos necesaria y solicitada”, explica Alberto Estévez, enviado especial a Rusia por la agencia Efe. “Ahora, junto al gol o esa imagen a vista de pájaro o dron, por llamarla de alguna manera, se estilan los gestos, de felicidad o de rabia, de celebración o desesperación, las broncas con el árbitro, las entradas espectaculares al rival y, sí, también muchas fotos de ambiente, pues, sobre todo en un Mundial, los aficionados de los diversos países suelen ir disfrazados, vestidos o maquillados de formas muy divertidas, vistosas y atractivas”.

En los tiempos de la fotografía analógica, de rollo y carrete se precisaba de un proceso en el laboratorio cuyos minutos no se podían acortar de ninguna manera, ni a la hora de revelar la película ni en el momento de impresionar las imágenes. Pero es que el mismo trámite, algo menor de 10 minutos, lo padecía la transmisión por el llamado telefoto, rodillo que, con una lucecita, imprimía y copiaba en otro aparato similar, a miles de kilómetros de distancia, la imagen punto por punto.

Los fotógrafos, situados sobre el césped del campo de fútbol, en el tartán atlético o en la cancha de baloncesto, hacían sus fotos, clic a clic, nada que ver con las actuales ráfagas de ametralladora de las cámaras con motores impresionantes que casi hacen video de cada secuencia, y, una vez agotadas las 36 imágenes de cada carrete, se lo entregaban a una especie de mensajero, que corriendo se las llevaba al despacho que la agencia poseía en ese recinto deportivo, para revelarlas, copiarlas y transmitirlas.

Ya nada es igual, como no lo es en ningún orden de la vida. Los fotógrafos que cubren estos días la Copa del Mundo de Rusia, poseen sofisticadísimas cámaras digitales, objetivos muy versátiles (casi todos ellos equipan sus máquinas con un lente muy polivalente, un zoom 200-400 mm., capaz de captar imágenes lejanas y cercanas al mismo tiempo) y, por supuesto, con permanente conexión, vía cable de internet, con su editor (ya no existe proceso ni laboratorio alguno, sí edición gráfica, por supuesto), que puede estar, como en el caso de Alberto Estévez,  en Madrid, es decir, a miles de kilómetros de distancia.

Conexión directa desde el césped a internet

Cada acreditación y puesto de fotógrafo en los estadios tiene designado, además, un enchufe de corriente y una línea y cable de internet. “Ya ni siquiera nos llevamos el ordenador portátil al estadio”, explica Estévez, que lleva varios acontecimientos de peso sobre sus espaldas. “Yo voy disparando y, tras cada acción, en un momento de pausa del juego por mi zona, repaso en el visor de mi cámara las fotografías realizadas, escojo las que más me gustan, es decir, hago ya una primera selección, edición, y apretando un botón de mi cámara, las envió instantáneamente a mi editor en Madrid, que las vuelca a la red en la medida que le gustan o edita”.

Estamos hablando de fracciones de segundo en lo que antes eran minutos, horas. Normal.

Es evidente que también, cómo no, el concepto fotográfico ha cambiado. Y mucho, aunque ahora, según explica Estévez, se ha recuperado la vieja obsesión por la imagen del gol, algo muy tradicional, casi imperativo, hace 40 o 50 años. “Sí, ahora, especialmente las agencias internacionales, quieren la imagen del gol. Del gol ¡con pelota! ¡con el balón! e, incluso, no les importa si la fotografía no está fina, no es del todo nítida, buena. Quieren el gol, tal vez porque quieren la imagen que los aficionados, los lectores, los telespectadores tienen grabada del partido que han visto por televisión”.