EL ANÁLISIS

Mourinho está de regreso

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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José Mourinho ha vuelto. Bueno, nunca se fue. Hizo un amago de comportarse, de reciclarse, de no seguir dañando la imagen delReal Madrid -la suya, al parecer, ya le gusta-, calmar las aguas y frenar la fuga de prestigio que abrió desde su llegada a la Casa Blanca y sus continuos desprecios hacia todo el mundo. Repito: todo el mundo.

Sus últimas semanas han sido de tal candidez que, incluso, alguno de los grandes popes de la prensa deportiva madrileña se lo creyeron. Mi buen amigo Alfredo Relaño (y no lo digo con sorna, no, él bien lo sabe), se lo creyó. Tanto que, hace unos días, le dedicó uno de sus brillantes artículos elogiando su nuevo estilo. Artículo que, por si acaso, el viejo sabio Relaño tuvo la prudencia de concluir con la siguiente frase: "Espero no tener que arrepentirme de este articulo".

Ya lo espero, ya. Me refiero, como no, al artículo del arrepentimiento.Mou, a medida que se acerca el10 de diciembre y llega el Barça, a medida que su racha de victorias, espectacular, va en aumento, a medida que ve llegar su momento de gloria, instante en que derrotará al Barça de Pep Guardiola en una de los dos grandes competiciones, o en las dos, Liga y Champions, se viene arriba, se crece y emerge, como no, elMoude siempre, el que es inevitable de enterrar ni disimular.

Verle en Mestalla

Es suficiente converle en Mestalla para arrepentirse de haber creído en elMou moderadoMou. ¿Verdad, Alfredo? Llamó payaso, cinco veces, a Jordi Alba; protestó airadamente todo, todo; pidió a su banquillo que saliera a presionar al árbitro en el tiempo añadido y celebró el gol deCR7 montado a caballo de Callejón. Y este lunes, para mayor burla del respetable (el mismo que él nunca respetó) va y dice que el Valencia debería de sentirse orgulloso de que alguien como él, el granMou,Special One, celebrase ese gol y esa victoria "porque una celebración así -ha comentado esta mañana- prestigia al vencido", pues demuestra que le tenían miedo, respeto. Más o menos.

Si así fuera, todo el madridismo, incluído el divertidoMou, debería de pedir perdón aGerard Piqué porque su manita al aire, sus cinco dedos gracioso, su sonrisaa lo Shakira, prestigia al Real Madrid, al madridismo y al equipo de Mourinho que, aunque aquel día fue goleado, daba mucho miedo, sí. De ahí esa manita al aire de Piqué.