Belmonte: "El oro era el sueño de mi vida, pero soy insaciable quiero más"

Entre todos los momentos y las experiencias vividas por Mireia Belmonte en los Juegos, hay una imagen que se le ha quedado grabada. Es una instantánea de la última brazada en la final del 200 mariposa, la prueba que la ha consagrado como campeona olímpica en Río. “¿Cuánto faltará en esa foto para tocar la pared?”, le pregunta a su entrenador Fred Vergnoux, una presencia fija a su lado. “¿Quince centímetros? Es una foto muy bonita, porque describe lo que han sido estos cuatro años, el trabajo del día a día”, cuenta la nadadora badalonesa. “Esa imagen demuestra lo que es la alta competición. Lo que hace la diferencia”, expone Vergnoux. “Parece que Madeline Groves (plata al final) estira el brazo y tocará antes la pared para llegar primera. Pero es Mireia la que aún puede extenderlo más y gana”.

Mireia asegura que aún no se ha parado a ver las imágenes de la final. “Ya tendré tiempo. la veré con mi familia que es más emotivo”, dice. “Ahora quiero disfrutar de lo que tengo por delante”, cuenta. Pero a base de recuerdos, de imágenes,de sensaciones, está adquiriendo conciencia de los que suponen sus dos medallas en Río (oro en 200 mariposa, bronce en 400 estilos), que amplía a cuatro las de su palmarés olímpico, a una del tope de cinco que posee el piragüista David Cal.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Las medallas vienen\u00a0","text":"\"Las medallas vienen\u00a0sin pensarlas mucho. Cuanto m\u00e1s te obsesionas, m\u00e1s se alejan. Hay que disfrutar del camino\", afirma Belmonte"}}

“Todavía toca asimilarlo. En el momento de acabar la final, tampoco te das cuenta. En dos minutos pasan tantas cosas que cuesta digerirlo. Tenía ganas de reír y llorar ”, admite Mireia. “Apenas hemos dormido. Han sido muchas emociones juntas. Vamos a necesitar unos días para darle dimensión”, explica Vergnoux, que no pudo contener las lágrimas a pie de piscina, cuando Mireia tocó primera la pared.

NUEVO PLAN DE RUTA

La primera reflexión del técnico y de la campeona olímpica llegó en una conversación en el autobús de vuelta a la Villa Olímpica, de madrugada, después del cuarto puesto en el 800 libre, su última prueba. “Estos cuatro años han pasado super rápido. Nos venían las memorias de Londres. Y lo que ha hecho aquí, en Río, ha sido otra vez grandísimo, algo realmente especial” .

En esa charla, Belmonte y Vergnoux trazaron ya un plan de ruta para cuando vuelvan a España. “Como nota a estos Juegos les pondría un nueve. Esto nunca para. Mireia está loca, ya está pensando en el Mundial. Si le pusiera un diez es como si fuera el final de algo. Pero Mireia es como el buen vino. Con el tiempo mejora. El futuro para ella es muy bonito, pero exigente. Pero estoy convencido de que pueda nadar más rápido”, afirma Vergnoux, que explica que después de las vacaciones, se sentarán ambos ante un folio en blanco para fijar un plan de ruta

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Mireia est\u00e1 loca.\u00a0","text":"\"Mireia est\u00e1 loca.\u00a0Ya est\u00e1 pensando en el mundial. El futuro para ella es muy bonito, pero exigente. Puede nadar m\u00e1s r\u00e1pido\", asegura Vergnoux\u00a0"}}

.

“Ser campeona olímpica era el sueño de mi vida. Pero hay que marcarse retos, como el de del Mundial del año que viene. Nunca he sido campeona en piscina de 50 metros. Somos insaciables. No hay que conformarse”, explica Mireia, que subraya que la meta está fijada en Tokio 2020 (“disfruto mucho de la natación para dejarlo, soy muy joven”) pero no le obesiona el récord de Cal. “Las medallas vienen sin pensarlas mucho. Cuanto más te obsesionas, mas te alejas. Tienes que disfrutar de camino. Si viene una medalla, más que agradecida. Si no, estará muy bien lo que hemos hecho en estos dos Juegos”.