De sueño a pesadilla

El príncipe Felipe, junto a la princesa Letizia, Ana Botella y Alejandro Blanco

El príncipe Felipe, junto a la princesa Letizia, Ana Botella y Alejandro Blanco / GF

CARLOS F. MARCOTE / Buenos Aires

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Madrid seguirá sin ser ciudad olímpica. El Comité Olímpico Internacional (COI) decidió ayer en Buenos Aires por tercera vez consecutiva no honrar a la capital de España con el cumplimiento del sueño que ha perseguido durante casi dos décadas y que es casi seguro que dejará de perseguir a corto plazo. Favorita en casi todas las apuestas de última hora, la candidatura madrileña no logró convencer al sanedrín olímpico en el hotel Hilton de Buenos Aires y cayó con estrépito en la primera votación tras empatar con Estambul (26-26 por 42 de Tokio) y quedar despeñada en el desempate que siguió (49-45). Tokio se llevó el gato al agua en su segundo intento consecutivo tras haber sido ya anfitriona olímpica en 1964. Se impuso a Estambul en la votación final por 60 a 36. 

El optimismo de la candidatura madrileña se había disparado con una presentación brillante, mucho más potente que las de sus competidoras, pero a última hora fue oscurecida por las suspicacias planteadas por dos miembros del COI –el noruego Gerhard Heiberg y el inglés Adam Pengilly– en torno a la política antidopaje española. Alejandro Blanco, el presidente de Madrid 2020 y del Comité Olímpico Español (COE), reiteró que en ningún caso podía constituir un déficit insalvable teniendo en cuenta que España se ha puesto al día y ha adaptado totalmente su normativa a la de la Agencia Mundial Antidopaje, pero no resolvió las dudas sobre la operación Puerto y la destrucción de bolsas de sangre.

MENSAJES EQUIVOCADOS

En cualquier caso, no consideraban los representantes de Madrid que ese pudiera ser un aspecto determinante. Tenían que pesar mucho más la insistencia, los esfuerzos madrileños y sobre todo su modelo de austeridad, eficiencia y trabajo ya hecho en forma del 80% de las instalaciones construidas. Las sensaciones eran las mejores y los mensajes desde dentro habían multiplicado su ilusión. Penosa equivocación. El COI prefirió el músculo económico de Tokio y su contrastada capacidad de organización en una ciudad que garantizaba la inversión de otros 4.500 millones de dólares hasta el 2020. 

La esperanza dio paso a la más cruel pesadilla para una candidatura que depositaba sus fundadas esperanzas en cosas como haber recibido la mejor nota por parte de la comisión de evaluación, un detalle que una vez más no ha servido para nada. Como tampoco ha producido ni un arañazo en la propuesta japonesa la inseguridad derivada de las nuevas fugas radioactivas en la central nuclear de Fukushima. 

Es de locos pensar que haya pesado más la mala imagen que pudo dar el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llegado directamente de la cumbre del G-20 desde San Petesburgo a reclamar a gritos el derecho de Madrid a convertirse en la segunda ciudad española en organizar unos Juegos. Los del 92 seguirán siendo la gran referencia y Rajoy lo reseñó así en la rueda de prensa posterior a la presentación después de acabar con el que fue el lema de la exposición general de los ponentes: «Ahora más que nunca, Madrid tiene sentido». 

SIN SINTONÍA

Pero la mayoría del COI no lo vio, no concluyó que los argumentos de Madrid tenían que estar por encima de las otras dos aspirantes después de mejorar de forma sobresaliente todos los aspectos negativos del 2016. No sirvió de nada el trabajo de lobi encabezado por el príncipe Felipe, que cerró la presentación buscando la sintonía con los miembros del COI con su pasado como deportista olímpico. Tampoco que la alcaldesa, Ana Botella, se esforzara con su mal inglés para hacer llegar su trillado mensaje. Fue justo antes de que la sesión del COI se quedara aislada porque la señal de televisión se interrumpió por una tormenta y el mundo se quedó sin ver los cuidados vídeos y la emotiva intervención de Pau Gasol, que intentó tocar la fibra de los sacerdotes del olimpismo con el anuncio de que busca descendencia y quería que sus hijos pidieran vivir en el 2020 lo que él vivió en Barcelona a los 12 años. 

La tormenta remitió, la señal de televisión volvió, pero la candidatura de Madrid no consiguió evitar que la sima de la depresión se abriera bajo sus pies. No habrá candidatura para los Juegos del 2024. Ana Botella no lo contempla desde su interinidad y Juan Antonio Samaranch no lo recomienda. «Hay que ponerse a trabajar inmediatamente, pero no me refiero a una nueva candidatura, sino cada uno en sus respectivas tareas», declaró el miembro español de la ejecutiva del COI.