La fatalidad de Salom

Minuto de silencio en Montmeló con todos los pilotos.

Minuto de silencio en Montmeló con todos los pilotos. / efe / Andreu Dalmau

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / MONTMELÓ

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Fue durísimo, estremecedor. «Jamás lo tuvimos en nuestras manos, jamás vimos la posibilidad de recuperarlo, pero jamás dejamos de empujar, de trabajar, de volvernos locos por salvarle la vida».

Los médicos y doctoras que atendieron, el pasado viernes, al joven mallorquín Luis Salom, que falleció, a los 24 años, en un quirófano del Hospital General de Catalunya después de ser atendido en la escapatoria de la maldita curva 12 del Circuit de Catalunya, reconocieron que las múltiples y gravísimas fracturas y lesiones que provocó en su cuerpo su moto al golpearle, tras rebotar en las defensas neumáticas ('air fence'), hicieron imposible su recuperación pese a sus innumerables esfuerzos. Todos ellos dan las gracias a los Mossos por el extraordinario despliegue que hicieron para que pudieran llevar a Salom al hospital, descartando el helicóptero «precisamente para poder seguir, durante el viaje por carretera, con el masaje cardíaco».

MALA SUERTE

Nada de lo que cuentan los galenos es reproducible. Nada. Baste el comentario de uno de ellos: «Llevo 38 años de profesión y jamás vi una cosa igual» De ahí que muchos de ellos no durmieran esa noche. Y, sí, también ellos, aunque no entienden de motos, ni de mecánica, ni de pilotos, ni de baches, ni de escapatorias, explican que Salom, como hace casi cinco años, el italiano Marco Simoncelli, «fue víctima de la fatalidad, de la mala suerte». 

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Es posible que algunos, por puro oportunismo, se apunten a la campaña promovida por un grupo asegurador español, que lanzó el hashtag #escapatoriasinasfalto. Es posible que, tal y como informó también ayer el SAG Racing Team, el equipo de Salom, un bache en ese punto del trazado ayudase a la caída de su piloto. «Puede que exista un bache en ese punto, sí, pero me parece circunstancial, ¡todos! los circuitos, desde Silverstone a Phillip Island (Australia) están salpicados de baches», reconoce Maverick Viñales. «Yo no me creo lo del bache, me temo que a la moto le pasó algo», insistió ayer el campeonísimo italiano Valentino Rossi, que, desde el minuto uno, habló de problema mecánico. Es posible que el muro, protegido por el air fence, debería estar algo más lejos. Es posible, como reconoce Emilio Alzamora, que «los circuitos de F-1 no sean los más idóneos para que corran las motos: ellos quieren escapatorias de asfalto y nosotros las necesitamos de gravilla».

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Pero no es menos cierto lo que dijo Marc Márquez el sábado: «Nadie podía pensar que ocurriese un accidente así, nadie. Hemos fallado todos». Porque el Circuit, como todos los trazados en los que mueren pilotos, están homologados y cuentan con el visto bueno de los pilotos. No tiene sentido que el equipo de Salom culpe a ese bache cuando, en el mismo comunicado, reconoce que su piloto se precipitó, salió lento de la curva anterior, quiso recuperar el tiempo perdido, su apurada de frenada fue el doble de fuerte que en el giro anterior, sobrecalentó el neumático y perdió el tren delantero.

Y, a partir de ahí, se produce un cúmulo de fatalidades tremendas, todas contra el piloto. Extrañamente, piloto y moto fueron deslizándose paralelamente, primero la moto y, a escasos metros, Salom. Los dos a altísima velocidad. «Si Luis, en cuanto entra en contacto con la gravilla, hubiese intentado clavar el codo como si lanzase un ancla, se hubiera frenado y salvado», reconoce Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de Dorna, que, en ese sentido, coincide con el doctor Ángel Charte, el primero que llegó a la curva. Y no olviden que la gravilla no siempre juega a favor del piloto, no siempre. Lo cuenta Toni Elías: «Yo, en 2007, me destrocé el fémur izquierdo en la gravilla de una curva de Assen, porque, es cierto que te para, pero también te puedes clavar el pie en ella y hacerte una fractura abierta tremenda».

IMPACTO TERRIBLE

Más. Dada la precipitación o el querer recuperar el tiempo perdido de Salom camino de la curva 12, piloto y moto salieron despedidos a 120 km/h. y los 'air fence', que poseen generadores eléctricos autónomos para que siempre mantenga, con sol o frío, la misma presión interior, solo están preparados para absorber impactos de entre 50 y 60 kilómetros por hora y la Kalex se estrelló contra ellos a 120 km/h. Como consecuencia (más fatalidad aún), la protección actuó de arco y repelió la moto como si fuese una flecha. La máquina empezó a girar sobre sí misma a gran velocidad y se convirtió en un torbellino, que, en uno de sus giros, impactó con Salom, destrozándole el cuerpo.

Y, lo más terrible del caso, es que Edu Perales, jefe de equipo de Salom, aseguró a EL PERIÓDICO: «Cuando recuperamos la moto, estaba casi intacta, solo cambiarle el manillar, la rueda trasera y la estribera derecha, la que se había desgastado con el roce por la pista, hubiese podido salir a correr a los diez minutos».

CIENTOS DE TEORIAS

El portugués Miguel Oliveira, que iba detrás de Salom, sigue sin entender la caída. «Desapareció de mi vista, visto y no visto. Todo demasiado deprisa». El expiloto Carlos Cardús llegó a plantearse «si no se le habrá enganchado el puño del gas ¿imposible, verdad?». Imposible, sí. Al cuatro veces bicampeón del mundo de 500cc, Randy Mamola, le extrañó que Salom «hiciese un sector 1 y un sector 2 tan lento, y le entrasen las prisas en el sector 3». Ni que decir tiene que todos los pilotos comparten las fatalidades habidas y por haber en el caso, pues el abanico de causas van desde admitir el bache que denuncia el equipo de Salom hasta comentar, como dijo Dani Pedrosa, que los pianos y contornos de la pista «tienen ya demasiadas capas de pintura» que podrían, sí, haber provocado la caída por su grosor. Sin olvidar que 'Vale', el más veterano, insiste en un fallo mecánico y Márquez insiste en que hay que mejorar, «¡ahora sí!», la escapatoria para que sea «más segura» y para poder mantener el trazado.

FOTOGRAFÍA ROBADA

Cuentan que los investigadores del accidente, que aún siguen con sus pesquisas, están analizando la espectacular serie de fotografías tomadas por Antonio López, un gran aficionado a las motos y a la fotografía, que, por respeto a la familia de Luis Salom, no quiso hacerlas públicas, pero que vio como un desalmado periodista italiano, al que terminó cogiendo por el cuello al día siguiente, fotografió con su móvil una de las instantáneas del accidente cuando López se la mostraba en su portátil a un amigo en la sala de prensa. El sábado, 'Il Corriere dello Sport' publicó la imagen robada en portada. El asunto no acabará así. Las imágenes son, en efecto, impresionantes, pues en ellas se ve cómo es Salom quien, en el impacto, levanta la Kalex por los aires.