El Espanyol se da un homenaje en casa ante el Málaga

El Espanyol firmó este domingo la mejor despedida posible en casa. Desde la tercera jornada contra el Depor (4-1), allá por el mes de septiembre, no lograba el equipo perico una victoria tan abultada ante su gente. La agonía, el juego conservador y las dudas han marcado el camino de los blanquiazules durante este curso. El triunfo ante el Málaga (4-1) no supone ninguna proeza pero sirve al menos para despedirse con goles y prolongar la ilusión instalada desde la llegada de David Gallego al banquillo hace menos de un mes.

Es cierto que no había nada en juego en el encuentro de este domingo. Tampoco lo había en el éxito logrado en el Wanda Metropolitano. Pero la imagen siempre es importante. Y este Espanyol bajo las órdenes de Gallego ha dado un giro radical en sus prestaciones. Ha dejado de ser un equipo temoroso, aguerrido y pendiente del rival, puntos básicos del manual de Quique Sánchez Flores. Ahora quiere ser protagonista desde el primer minuto. El aficionado disfruta más. El Espanyol quiere el balón.

Regreso de Diego López

El técnico de Súria no pudo sentarse en el banquillo por la expulsión que sufrió en Madrid. Tampoco podrá hacerlo en San Mamés. Siguió el partido contra el colista junto a Tommy Nkono en un habitáculo de RCDE Stadium. En la alineación introdujo un par de cambios respecto al duelo contra el Atlético.

Diego López volvió a situarse bajo palos dos meses después de su tremendo choque en Valencia mientras Sergio García entró en lugar de Víctor Sánchez y desplazó a Baptistao a la banda derecha. El brasileño formó el tridente ofensivo junto a Gerard Moreno y el excapitán de Bon Pastor.

Tres goles en media hora

Los pericos salieron dispuestos a certificar el triunfo por la vía rápida. Con el presidente Chen Yansheng y ante el colista no se podía especular. Necesitaba el Espanyol un homenaje con goles. Y nadie como Gerard para abrir el camino. El delantero de Santa Perpètua recibió un balón preciso de Darder (m. 8) y con una suave vaselina remachada por él mismo firmó su gol número 16, una cifra excelente en un equipo que sufrirá muchísimo si abandona el club, como parece previsible.

Un cabezazo de Rolán al palo (m. 17) fue la primera acción reseñable del Málaga, que se llevó dos tantos más en apenas tres minutos. Sergio García remató un centro de Baptistao (m. 26) en una sociedad que se repitió luego a la inversa: pase de 'falete' y gol del brasileño (m. 29). Los andaluces recortaron distancias con un penalti marcado por Adrián (m. 38) tras unas manos de Naldo y Diego López desvió un tiro de Success antes del descanso.

El corsé de Quique

La segunda mitad no tuvo excesiva historia más allá del gol de penalti de Piatti (m. 77) que supuso el 4-1 final. El Espanyol hizo los deberes cuando debía. En el inicio del choque. Como toca cuando se juega en casa ante un rival inferior.

Liberados los jugadores, el equipo ha demostrado que era capaz de rendir mucho mejor que con Quique. El técnico madrileño está quedando en evidencia. Aquellas palabras de que quizá la plantilla no daba para más, pronunciadas en plena caída, fueron muy duras. Sin su corsé, el Espanyol se ha quitado los complejos. Ha logrado la felicidad que tantas veces proclamó Sánchez Flores.