El mártir del Espanyol

Ventura, agachado y vestido de portero, en una foto tomada en San Sebastián, en 1920, antes de un partido amistoso del Espanyol contra la Real Sociedad, durante una gira.

Ventura, agachado y vestido de portero, en una foto tomada en San Sebastián, en 1920, antes de un partido amistoso del Espanyol contra la Real Sociedad, durante una gira.

SERGI LÓPEZ-EGEA / BARCELONA

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Los recuerdos blanquiazules de Pere Ventura i Virgili se perdieron a finales de julio de 1936 entre la hoguera de documentos del Espanyol que quemaba Tim Bosch, exjugador y padre de María, tantos y tantos años secretaría del club perico hasta su jubilación. Los milicianos habían fusilado a unos cuantos socios españolistas y la situación en Barcelona andaba muy revuelta tras el pronunciamiento militar del general Francisco Franco en las Islas Canarias.

Pere Ventura, en 1936, ya hacía unos cuantos años que había colgado los guantes; aunque en realidad esta expresión era un decir, porque El Guantes, precisamente, era su apodo hasta incluso en la redacción de La Rambla, el diario fundado por Josep Suñol y que Joaquim Ventalló dirigía en 1936. «Aquella 'Rambla' tenía una pléyare de redactores como Pere Ventura i Virgili, que era periodista de deportes y lo llamaban 'El Guantes' porque había sido portero del Espanyol».  Otro periodista histórico, Josep Maria Lladó, explicó en un artículo titulado Los primeros periodistas deportivos, el origen del apodo de Ventura: «Popularmente era conocido como 'El Guantes' porque actuando de guardameta, una pelota del contrincante fue a parar cerca del palo y los guantes que él había dejado en el suelo frenaron el balón que no entró en la portería».

En los años 20 el oficio de futbolista no daba para labrarse un futuro. Incluso jugadores de renombre, como Ricardo Zamora, tuvieron que ganarse un dinero extra escribiendo artículos en los diarios. «De Ventura solo se sabe que jugó en el Espanyol la temporada 1920-1921, justo después de fichar Zamora por el Barça. El titular era otro gran portero, que se llamaba Bruguera, pero, al parecer, se lesionó por lo que Ventura ocupó la plaza durante el Campeonato de Catalunya (hasta 1929 no se celebró la Liga española) en los que disputó ocho partidos, con 720 minutos de actuación y 11 goles encajados», explica Jordi Puyaltó, experto documentalista del Espanyol.

EL VIAJE FATAL A MADRID

Josep Bosch, profesor universitario e historiador del fútbol valenciano, fue el encargado de descubrir el fichaje de Ventura como portero del desaparecido Gimnástico de Valencia, club que se fusionó con el Levante, y de confirmarlo como uno de los primeros futbolistas fallecidos, en este caso fusilado, en la contienda de 1936. «Cuando vio que lo iban a matar se arrodilló gritando: 'soy periodista', creyendo que el oficio le serviría para salvar la vida. No le valió de nada», contó Joaquim Ventalló.

Ventura i Virgili fue designado para acompañar como enviado especial a Josep Suñol y explicar su periplo como diputado de ERC por Valencia primero y luego por el frente de Madrid, aunque inicialmente, «debía ser Lluís Aymamí, que era de mayor confianza de Suñol, y no Ventura, quien hiciera el viaje», indica Jordi Badia, alcalde de Calaf, periodista y autor del libro Josep Suñol i Garriga, viure i morir per Catalunya.

Quiso el destino, o un error del chófer, o la confianza, que el Ford oficial de Suñol se adentrara el 6 de agosto de 1936 en las líneas franquistas situadas en la sierra de Guadarrama, en el alto de León, siendo fusilado en el acto junto al periodista y exjugador del Espanyol que ocupa estas líneas. Un futbolista que tan solo disputó un derbi contra el Barça, el 5 de diciembre de 1920, en un partido que, aunque perdió y encajó dos goles, destacó en la portería «por su crecimiento deportivo hasta el punto de que estuvo hecho un porterazo», como se refleja en la escueta crónica del duelo en 'El Mundo Deportivo'.

INCIDENTES EN LOS GRADERÍOS

Su última actuación en la meta blanquiazul (partido Espanyol-FC España) estuvo marcada por los incidentes, hasta el punto de que Lux, cronista de 'El Correo Catalán', se negó a escribir del encuentro. «¿Reseña? Excúsenos nuestros lectores y... vean si en la delegación de policía del distrito o en la casa cuartel de la Guardia Civil pueden informarles de lo que no es precisamente de la incumbencia de un cronista deportivo». Así se contaba el deporte hace casi un siglo.