Effah Kingsford: "El Girona FC ya es de Primera en parte por mí"

La afición de la escuadra de Pablo Machín le conoce como 'Sisplau'. El ghanés es el gran animador del Montilivi.

«El Girona ha subido a Primera en parte por mí»_MEDIA_2

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POR
Núria
Navarro

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Trabaja de noche en un matadero de Riudellots eviscerando 600 cerdos por hora. Pero en Girona todo el mundo conoce a Effah Kingsford (Nkoranza, Ghana, 1982) como 'Sisplau', el mejor animador de todos los tiempos del equipo de Pablo Machín, que acaba de entrar en Primera División después de 86 años de fútbol.

¿Lo de 'Sisplau' de dónde sale? La primera vez que fui a Montilivi, en el 2010, fue a un partido del Girona contra el Numancia en el que nos jugábamos un punto para el ascenso. Vi que la gente solo miraba el partido, tristona. Y el fútbol no es solo para mirar, es para animar a los jugadores. Así que me dirigí a la grada y grité: "'Sisplau', apoyen al club". Ya en la media parte vino un chico de la oficina a decirme que, cuando acabara el partido, me esperaba en la salida. Me pidieron que fuera siempre a animar.

¿No le dio vergüenza? Vergüenza tienes cuando haces algo malo.

¿Parte del mérito del ascenso es suyo? ¿En un 30%? Le dije a la afición: "'Sisplau', si todos animamos 'guanyarem'. 'Aquest any' toca subir a Primera". Y subimos. Al acabar me fui corriendo porque, si me quedaba, la gente no me habría dejado salir.

Siempre entra al estadio cuando el partido ha empezado. ¿Esta vez también? Sí. Es que cuando la afición está dentro se pregunta: "¿Dónde está Sisplau?". Entonces entro, me sitúo en el Gol Norte, enfrente de ellos, y oigo: "Ah, ¡ahí está!". Si yo no estoy, ellos se duermen.

Como para dormir con el tambor... Tenía dos, pero uno me lo robaron en un partido contra el Rayo Vallecano.

A Manolo el del Bombo también se lo han robado. ¿Sabe quién es? Lo he visto en la tele.

¿Quién de los dos es mejor? Él, porque lleva más tiempo que yo.

¿Saca algo a cambio de su entrega? Conozco más y me conocen más. Y el Girona me ha pagado los viajes en autocar a Huesca, Elche, Almería, Murcia, Numancia...

¿En Ghana jugaba usted al fútbol? Cuando era pequeño competía con niños de otras 20 escuelas. Era un buen defensa.

¿Por qué dejó su país? Soy el mayor de siete hermanos de una familia de campesinos. Tenía 18 años y quería buscarme la vida en Europa.

En no muy buenas condiciones. Durante dos años atravesé a pie Burkina Faso, Níger, Libia –donde trabajé un tiempo–, Argelia, Senegal, Mauritania y Marruecos. En Argelia me devolvieron a Mali y en la frontera de Mauritania con Marruecos me cogió la policía y me metió en la cárcel. Éramos 72 y solo dos logramos cruzar.

De Tánger a Fuerteventura en patera. Después de 22 días sin comida ni agua –bebíamos la propia orina–, asustados por si venía la policía y disparaba, construimos una patera con maderas y la pintamos. Muchos al ver el océano se echaron atrás. Para mí solo había dos opciones: llegar o morir. La travesía duró unas 16 horas; las cuatro primeras, horribles. Cruz Roja nos auxilió y nos trasladó a Madrid, hice un curso de jardinería y me instalé en Girona.

No trabaja de jardinero. Trabajo de noche en un matadero de Riudellots, sacando vísceras a los cerdos. Pero ahora que el Girona ha subido a Primera División, y que va a jugar la Liga y la Copa del Rey, me gustaría tener un trabajo que me permitiera ir a los partidos. El entrenador tiene futuro y, si Dios quiere, en un par de años estaremos entre los cuatro mejores equipos de España.

Soñar siempre es bueno. En la vida si no luchas, no ganas. Y yo, además de por el Girona, lucho por traer a mi esposa y a mis dos hijas, de 5 y 2 años. Las echo mucho de menos.