Cristiano lanza al Madrid hacia las semifinales

Tres goles del jugador portugués derriban el muro del Wolfsburgo en un Bernabéu enardecido

Cristiano Ronaldo celebra su tercer gol al Wolfsburgo en el Bernabéu.

Cristiano Ronaldo celebra su tercer gol al Wolfsburgo en el Bernabéu. / periodico

ANTONIO MERINO / MADRID

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Más que nunca la lógica dibujó su trazo más firme. Por encima del márketing y de toda la parafernalia de la remontada y del andamiaje moral construido para intentar demostrar que eliminar al octavo de la Bundesliga requería una épica especial, todo se solucionó para el Madrid con un poco de fútbol, intensidad, paciencia y, cómo no, con Cristiano Ronaldo, el abanderado del equipo y el autor de los tres goles que mandaron a casa al Wolfsburgo (3-0) tras el 2-0 de la ida. Cristiano marcó de todas las maneras: de remate con el pie, de cabeza y de falta, con lo que alcanza los 16 tantos en esta Champions y catapulta a su equipo a las semifinales.

No entró el Madrid en el partido con ese ímpetu que dicta la primera lección de una remontada. Se limitó a tocar el balón y a echarle muchas dosis de paciencia a la cosa, tal como se había pedido en los entresijos del equipo. Esa estrategia chocaba con la impaciencia de un público que pedía sangre desde el primer minuto.

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ASISTENCIA DE CARVAJAL

Poco a poco, el equipo de Zidane iba subiendo la temperatura del choque. Ramos peinaba un balón al larguero tras un saque de esquina (m. 6). No pareció asustarse demasiado el conjunto alemán, que buscaba llegar al cuarto de hora, su primera meta volante, con el empate inicial. Cuando estaba a punto de cruzar el cartel, un centro de Carvajal desde la derecha dio en Luiz Gustavo antes de que Cristiano lo enviara al fondo de la portería (m. 15).

Con el tanto al Madrid le salían las cuentas, que iba a cuadrar aún más dos minutos después, también con Ronaldo como protagonista. El portugués, metido de lleno en su papel de líder, cabeceó un saque de esquina lanzado por Kroos para igualar la eliminatoria (m. 17). En tres minutos estaba hecha más de la mitad del trabajo. A eso había que sumar que el Wolfsburgo entraba en pánico, con un tembleque en las piernas y un tremendo bajón en sus posibilidades de salir vivo del Bernabéu.

LESIÓN DE DRAXLER

No lo aprovechó el Madrid, que tras cosechar el botín de los dos tantos levantó el pie y dio un paso atrás para dejarle el mando en la sala de máquinas al conjunto alemán. El árbitro le perdonó la amarilla a Carvajal por una dura entrada sobre Draxler (m. 22), el hombre que destrozó al Madrid en el encuentro de ida y que nueve minutos después de esa acción con el lateral blanco se marchaba del campo lesionado.

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El Wolfsburgo intentó sobreponerse a esa desgracia. También Schürrle que tomó el relevo en el ataque de su equipo, que avisó con un disparo de Luiz Gustavo que detuvo Navas (m. 34). Más clara fue la ocasión de Bruno Henrique, que se entretuvo solo ante el meta blanco (m. 38).

Tras el descanso, el Madrid olvidó sus precauciones y volvió a la carga. Se fue arriba con todo, tanto que Ramos participaba en casi todas las acciones ofensivas. Carvajal mantenía su gran producción por la banda derecha, Cristiano lo de todas las maneras, pero fue Guilavogui, el jugador cedido por el Atlético, el que pudo marcar su portería (m. 60).

ANSIEDAD Y DESGASTE

Con el paso de los minutos, el Madrid comenzaba a destilar una cierta ansiedad a la vez que comenzaba a notar el desgaste. El trabajo de Modric, Kroos y Casemiro dejaba huella. Arriba, Bale apenas se dejaba ver, todo lo contrario que un activo Benzema. Ramos pudo arreglar las cosas con un cabezazo a un córner lanzado por Kroos. El balón se fue a la base del poste y se paseó por la línea de gol. Los jugadores del Madrid pidieron gol, pero el asistente de área no lo concedió (m. 65).

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Cuando los nervios comenzaban a aparecer Cristiano volvía a encender la luz de su equipo. Una falta de Luiz Gustavo sobre Modric, al que el jugador alemán sacó el balón con una pierna, aunque le derribó con la otra, sirvió para que astro portugués cerrara otra noche de película al marcar de libre directo (m. 77).

Ni tener haber remontado le daba suficiente crédito al equipo de Zidane, que terminó pidiendo la hora. Consciente de que un gol de los alemanes les dejaba en la cuneta achicaron agua de su área y no respiraron hasta que el árbitro no señaló el final. Solo entonces respiró un equipo que supo reaccionar tras la imagen infame del choque de ida para meterse entre los cuatro mejores de Europa.   

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