LONDRES 2012

China da que hablar

La china Ye Shiwen, anoche, ya ha logrado un  récord mundial y otro olímpico.

La china Ye Shiwen, anoche, ya ha logrado un récord mundial y otro olímpico.

LUIS
MENDIOLA

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Sebastian Coe lo anticipó antes de la inauguración de los Juegos. China dominará el medallero de Londres. Fue una predicción que muchos consideraron atrevida. Cuatro años después de Pekín-2008, se suponía que EEUU debía recuperar el control de la situación lejos del influjo del país anfitrión. Pero los tres primeros días de competición empiezan a darle la razón a Coe. En el tiro, en los saltos de palanca, sobre la transparente lámina de agua del Aquatic Centre, en el tapete del monumental O2 Arena se suceden las conquistas del gigante asiático.

A las medallas del poderoso Sun Yang, ayer plata en los 200 libres, y de la arrolladora Ye Shiwen, que sumó anoche un récord olímpico en su clasificación para la final de los 200 estilos (2.08.39) a su oro en los 400 estilos del debut, se unieron los gimnastas masculinos, imponiéndose en el concurso por equipos para revalidar el título conseguido hace cuatro años.

China da que hablar. En algún caso, incluso más de la cuenta. El récord del mundo de la jovencísima Ye Shiwen, de 16 años, una frágil figura de porcelana de apenas 1,72 de estatura, no deja de levantar comentarios y también más de una suspicacia. La comisión médica del COI se mantiene distante, pero Ye ha tenido que ponerse a la defensiva ante la prensa, cuando ayer le preguntaron si el equipo chino se ceñía a las normas éticas. «China siempre ha tenido una política firme frente al dopaje», zanjó con contundencia.

Su rendimiento en el 400 estilos, especialmente en el último 100, en el estilo libre, que cubrió con un crono de 58.68 segundos, solo tres centésimas por debajo del tiempo que registró el estadounidense Ryan Lochte en la prueba masculina (58.65), causaron auténtica conmoción.

«Estuvimos hablando de eso en la cena», comentó Lochte, según recogía la prensa estadounidense «Nos parece impresionante. Es muy rápida. Si hubiese estado conmigo en el agua me habría ganado».

El comentario que vertía ayer en los diario británicos el presidente de la Asociación Mundial de Entrenadores de Natación, el estadounidense John Leonard, deja abierta la puerta a la sospecha, desde luego. «Me pareció inquietante su marca», dijo en referencia a a Ye y recordó a el triunfo de la irlandesa Michelle Smith en los Juegos de 1996. Dos años después, Smith fue suspendida tras dar positivo por nandrosterona. «Yo no hablo de dopaje, pero la historia de nuestro deporte nos previene que siempre que se han producido resultados increíbles, a la larga se ha sabido que había relación», dijo con poca diplomacia.

Nadie se atrevió a ponerle un pero al triunfo de la jovencísima lituana Ruta Meilutyte, de 15 años, afincada desde hace dos años en Inglaterra y desbordada por las lágrimas tras ganar la final de los 100 braza, confirmando su actuación en las series en las que firmó el mejor crono. Meilutyte le arrebató el protagonismo al nuevo talento estadounidense Missy Franklin, que logró su primer oro individual en los 100 espalda.

BELMONTE, SIN FINAL / La jornada deparó un nuevo traspiés del estadounidense Ryan Lochte, apartado del podio en la final de los 200 libre en la que se impuso el francés Yannick Agnel, el héroe del último relevo francés del 4x100. Y la clasificación de Michael Phelps para la final de los 200 mariposa .

Para los españoles resultó un día desafortunado. Mireia Belmonte se quedó a 61 centésimas de la final de los 200 estilos con un tiempo de 2.11.54 y se reconoció satisfecha: «¿Presionada? La verdad es que no. Intento hacerlo lo mejor posible en el agua y he salido contenta porque no he podido dar más de mí», explicó. La jovencísima nadadora gallega Bea Gómez (17 años) fue octava en la segunda semifinal del 200 estilos (2.15.12) y Melanie Costa se quedó a las puertas de la final del 200 libre (1.57.76).