LA JORNADA DE LIGA

El Celta retrata a un Espanyol deprimente

Un golazo de Aspas liquida al equipo perico, que jugó casi toda la segunda parte con uno más (1-0)

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RAÚL PANIAGUA

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El Espanyol prolongó este sábado en Balaídos su bache de juego y resultados. Ante un rival que jugó con uno menos casi toda la segunda parte (el Tucu Hernández fue expulsado en el minuto 47), el bloque perico se mostró espeso, estéril y sin ideas (1-0). Jamás dio la sensación de peligro contra un Celta que llegó a atropellar a los blanquiazules incluso en inferioridad. Un golazo de Iago Aspas bastó a los gallegos para llevarse una victoria que pudo ser más abultada si la fortuna no se hubiese aliado con los pericos en un par de remates que toparon con el poste y el larguero.

Necesitaba cambiar algo el Espanyol después de la pobre imagen exhibida el lunes pasado en casa ante el Levante. Aquel duelo acabó en tablas pero el público silbó con razón al equipo. El ambiente anda tenso y Sergio González pidió más confianza en la víspera del choque ante el Celta. Considera el técnico que el entorno es demasiado negativo si se tiene en cuenta la clasificación del cuadro catalán, que aún no flirtea con los puestos de descenso. Pronto lo estará si no existe una reacción.

SIN INTENSIDAD

No dudó Sergio en modificar el dibujo táctico en Balaídos. El 4-2-3-1 dio paso a un 4-4-2, un esquema más directo con el objetivo de poner en aprietos a la defensa del Celta, con tres titulares de la zaga ausentes. Marco Asensio se quedó en el banquillo y la imagen no mejoró nada. El Espanyol empezó con una marcha menos que su rival. Sin tensión, entregado, parecía que el cuadro perico se jugaba menos que un Celta mucho más activo.

En un equipo en el que no abunda la calidad, la única forma de plantar cara a adversarios con buenos mimbres como el Celta es llevando el choque al terreno de las emociones, apretando desde el inicio. Una vez más, el mensaje del técnico fracasó. El Espanyol no empezó enchufado pero su adversario también tuvo apuros para generar ocasiones. Las primeras, incluso, fueron del Espanyol con una jugada por la izquierda a la que no llegó Víctor Álvarez por poco (m. 32) y un cabezazo perfecto de Álvaro desviado por el meta Sergio (m. 34). Bondonga protagonizó el primer aviso de los locales (m. 36).

VASELINA PRECIOSA

El mazazo llegó con una acción maravillosa de Aspas, que aprovechó una pérdida blanquiazul para regatear a Álvaro y batir a Pau con una vaselina perfecta y preciosa. Un gol de bandera para hundir al Espanyol, que se vio beneficiado en un error del árbitro, que anuló por un fuera de juego inexistente un gol a Bongonda.

No pintaban bien las cosas para el conjunto perico. Con el marcador a favor, el Celta podría aprovechar los espacios y su tridente ofensivo, formado por el talentoso Aspas, el pillo Nolito y el incansable Orellana, lo tendría mejor. Sin embargo, el Tucu vio la segunda amarilla (m. 47) por una codazo a Diop y se abrió un panorama más esperanzador, al menos en teoría. La realidad fue otra.

EL ENFADO DE SERGIO

Esa roja tuvo el efecto contrario al esperado. Envalentonó al Celta y narcotizó al Espanyol, atropellado durante muchos minutos. Aspas remató al larguero en la jugada posterior a la expulsión, Nolito disparó flojo (m. 51) y Aspas (m. 53) volvió a fallar ante Pau antes de que Bongonda enviara un balón al poste (m. 60). El baño en ese tramo fue brutal. El Celta retrató a un rival roto y sin ambición. 

Solo a balón parado, con un remate de Raíllo repelido por Sergio (m. 83), dio señales de vida el Espanyol más pobre de la temporada. Mientras el Celta, con el bravísimo Orellana al frente, defendía a muerte su triunfo, el equipo perico llegó al pitido final sin aportar nada. «Hasta ahora era un problema de errores personales, ahora es de actitud. Me preocupa. Tuvimos el santo de cara en algunas ocasiones y al final quizá pudimos empatar, pero no era merecido», dijo Sergio, muy molesto. Fallaron todos: los jugadores y el entrenador. 

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