La defensa del Barça es una sangría que no cesa

La defensa azulgrana ha perdido solidez. Lo indican los números, se miren como se miren. Siete goles encajados en los tres últimos partidos (Málaga, Juventus, Real Sociedad). O diez goles recibidos en las tres últimas salidas europeas: Manchester, París, Turín. Es una sangría que no cesa.

El punto de partida para soñar con el segundo milagro europeo es mantener la puerta a cero. El Barça necesita tres goles para igualar la eliminatoria, pero si Ter Stegen encaja uno, entonces debería marcar cinco.

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La fragilidad azulgrana no le ha llevado a ser el equipo más vulnerable de Europa, aunque lo parezca. El Mónaco, el Dortmund y el Madrid son más vulnerables que el Barça. El problema del once barcelonista es que está obligado a marcar tres goles a un rival que solo ha encajado dos (en el 1-1 ante el Lyón y en el 1-3 que logró en Sevilla en la liguilla) en nueve partidos. La Juve es la defensa más segura con diferencia. La del Barça es la quinta de los ocho supervivientes. 

El Barça se encuentra en la tesitura de que debe arriesgar, lo que le conduce a jugar con tres defensas. Funcionó en el <strong>milagro ante el PSG</strong>, pero fracasó en la ida ante la Juventus. Luis Enrique volvió a la defensa de cuatro contra la Real Sociedad, pero eso no impidió que Ter Stegen recogiera el balón de al portería dos veces más. El foco ilumina a la última línea, pero el problema está delante.