OLIMPISMO

"Barcelona-92 marcó un antes y un después"

El fisioterapeuta del Barça Toni Bové acudirá a sus novenos y últimos Juegos en Río

Toni Bové posa en su despacho antes de viajar a Río

Toni Bové posa en su despacho antes de viajar a Río / periodico

LUIS MENDIOLA / BARCELONA

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Cuarenta años de fisioterapeuta dan para mucho. Sobre todo si durante una gran parte de esa etapa (36 años para ser exactos) se ha convivido en el vestuario del Barça de baloncesto con estrellas como Epi, Solozábal, Norris, Pau Gasol o Juan Carlos Navarro. Podría explicar mil y una historias Toni Bové sobre su dilatada carrera, sobre jugadores y técnicos,  muchos de ellos amigos personales. No en vano, por su mano han pasado más de 350 jugadores y trabajado con casi todos los técnicos recientes:  Serra, Aíto, Comas, Pesic, Ivanovic o Pascual. Y el bagaje se amplía más aún porque Bové ha unido a su trabajo diario su pasión por el mundo olímpico, el otro perfil que completa su figura pública.

Bové es uno más de los integrantes de la delegación española que ha viajado a los Juegos de Río, los novenos de su dilatada carrera. No se ha perdido ni uno desde que asistió a los primeros en Los Angeles-84. "Aquellos Juegos marcaron mi vida profesional. Vi que el trabajo que hacían los fisios en EEUU no tenía nada que ver con lo que se hacía en España", explica.

"PIEL DE GALLINA"

En siete de los Juegos a los que ha acudido estuvo convocado por el Comité Olímpico Español (COE) para desarrollar su trabajo en la Villa Olímpica y atender a los atletas españoles que necesiten sus servicios. Y en otros dos, en Barcelona-92 y en Atlanta-96, estuvo como miembro del comité organizador.

“Atesoro muchos recuerdos. Pero hay dos momentos fundamentales en los Juegos que te marcan. Por un lado, la ceremonia de apertura, el desfile de los atletas. La gente no puede imaginar lo que significa para ellos. Cómo lo viven. Te pone la piel de gallina ver cómo la disfrutan”, cuenta Bové. “La otra, es cuando un deportista entra en el vestuario con la medalla colgada del cuello. Es un momento impagable, espectacular. Con todo el mundo puesto en pie. Son momentos exclusivos  que siempre te acompañarán”.

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Entre las experiencias vividas, admite Bové que resulta impagable la gratitud que muestran los atletas que compiten en deportes minoritarios (“es muy motivador, si logran algo, vienen y te dicen que parte de la medalla que han conseguido es tuya”) pero también la proximidad con algunas estrellas, que muestran su lado más humano. “Es el caso de Rafa Nadal. Cuando convives con él, te das cuenta de que lo que hace es espectacular, todo el esfuerzo que pone, el trabajo mañana, tarde y noche”, desvela. “También de Kobe Bryant y Magic Johnson, dos personas extremadamente educadas”.

De las ocho ediciones vivida hasta ahora, Bové tiene claro cual es la edición que más le ha marcado. “Barcelona”, suelta sin dudar. “Marcó un antes y un después en los Juegos, porque la ciudad se volcó con el movimiento olímpico. Por contar con una villa olímpica moderna cerca del mar, por la inauguración, que fue modélica. Todas después han ido copiando de alguna forma, los detalles de Barcelona-92 y me consta que Río también la ha tomado como modelo”

UN SEGUIDOR MÁS DEL PALAU

En Brasil, Bové cerrará su etapa olímpica (“serán mis últimos Juegos”) igual que hará en el Barça, donde dejará de estar en el día al día del equipo de baloncesto, para incorporarse al área FCB Universitas, dedicado a la investigación científica para fomentar el rendimiento deportivo. “Me está costando hacerme a la idea porque es mucho tiempo en el día a día. Pero el club me lo ha razonado. Así que adelante. También me dará algo más de calidad de vida. Me hubiera gustado retirarme con 60 títulos, pero me he quedado en 59, lo que no está mal, porque sale casi a dos por año”,  afirma.

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A partir de ahora, Bové acudirá al Palau como un aficionado  más (“me sentaré en la grada, donde tengo dos abonos”) y, aunque no es de acumular recuerdos (apenas unas fotos adornan su despacho) se llevará a casa la grabación del último vendaje profesional que hizo en el Palau al base Carlos Arroyo. La última firma a una carrera ejemplar.