Análisis

El arte de Florentino de aparecer y desaparecer

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Por favor, no me tomen por gremialista. No, por favor, no. Alguna vez usted habrá sentido la misma tentación en su profesión, rodeado de los suyos. O menos suyos, pues en todas partes cuecen habas.

Pero imagínense por un momento que usted es el director deMarca. Le he dicho por un momento, ya sé que usted quisiera serlo toda la vida. Pero, no, es solo por unas horas. Y llama a su puerta, con los nudillos temblorosos, uno de sus redactores. Pongamos que esAntón Meana.

«Pero ¿qué pasaAntón, en qué lío nos hemos metido?» «¿Lío, director? He salido vivo de milagro de una encerrona deMourinhoy los suyos. Puro clan, jefe. Me han metido en el cuarto oscuro del Bernabéu y han intentado arrancarme el nombre del que me cuenta, de los que nos cuentan, las cosas. Me he negado, claro, y me ha soltado: 'Eres una mierda'».

¿Qué hubiese hecho usted? Llamar aFlorentino Pérez¿no? Inútil. Elser superiornunca se pondrá en contra de Mou. Ni cuestionará su sistema. Sus métodos. Aunque sean de ese calibre. Hace tiempo que mucha gente en Madrid ha llegado a la conclusión de que Mou agrada, tiene enamorado aFlorentino, porque lo considera «uno de los nuestros». ¿Por esos métodos? Vaya usted a saber. Pero, sí, tal vez también porque utiliza las formas de la cosa nostra.

No me voy a meter con la portada ni con la información deMarcade ayer. Espero el despliegue de hoy, si no me decepcionarán. Al respecto solo diré una cosa: es imposible que las perdices disparen a las escopetas. Como ha dicho el colegaAlfredo Relaño, ¡caray!, director de la competencia, es decir, del diarioAs, «nadie enMarcatiene interés en hacer daño al Real Madrid, las palabras deFlorentinono son tolerables».

Yo creo que las palabras deFlorentinoson tolerables y hasta creíbles si antes, lo siento, hubiésemos sabido que aMourinhole ocurrió algo, algo, poca cosa, pero algo, cuando el presidente se enteró que había encerrado, en el cuarto oscuro del Bernabéu, a un periodista para vomitar sobre él, llamarle «mierda» e intentar saber los nombres de los tres chivatos (el número lo dijoTheSpecial One) de su vestuario. O, por ejemplo, el día que le metió el debo en el ojo aTito Vilanova. Pero como a Mou no le pasó nada, como sigue siendo entrenador del Madrid, es evidente queFlorentinono es la persona más adecuada para desmentir una información. Lo siento. Si hubiese hecho todo lo demás, es decir, parar los pies a semejante bocazas, pedir disculpas a sus jugadores, a su afición, a sus rivales, a los dirigentes, a los árbitros, a los medios, me lo creería. Pero no lo ha hecho.

Como dicen los auténticos flamencos, lo que está ocurriendo en el Real Madrid es «...para llorar canales», que es una manera muy guapa ¿a qué sí? de decir «llorar a mares». Ha sido Mou quien le ha quitado la anilla a la granada de mano. Y ha tenido que serFlorentinoquien se ha lanzado encima del artefacto para intentar que no estalle. Pero tarde, lo siento, tarde. Y que lo sepan, no hubo ultimátum, ni deCasillasni deRamos. Lo que sí hubo fue una frase contundente deIker: «Presidente, este año elmísterse ha vuelto loco».