EL CLÁSICO VISTO DESDE BARCELONA

Un partido más (o no)

El Barça prepara el partido ante el Madrid desde la normalidad

MARCOS LÓPEZ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ni gritos, ni cambios de rutina, ni gestos ruidosos o estridentes. Así, desde la normalidad, desde el característico recogimiento interior guardiolano, anda el Barcelona mirando al clásico. Tan solo se ha producido un detalle de carácter protocolario que encierra, sin embargo, muchos mensajes. En una semana así, ni entrevistas personalizadas, ni actos publicitarios. La cabeza en el fútbol. Y las piernas, también.

Es la única concesión extraordinaria que ha tenido el técnico azulgrana pensando en el Madrid. Lo demás, como siempre. Y ahora cuando Mourinho ha llegado al Madrid para derrocarlo, nada cambia. ¿O sí? Un clásico lo cambia todo, aunque la Liga apenas haya cubierto su primer tercio. Al Barcelona de Guardiola no le ha ido nada mal la normalidad que se ha autoimpuesto en las dos últimas temporadas. Cada clásico ha traído una victoria azulgrana. Más ha costado, eso es cierto, en el Camp Nou que en el Bernabéu. Con Etoo, a veces, con Ibra, en otras ocasiones, y, siempre, con Messi.

El derrumbe blanco

Pero el Barça ha sido tan superior al Madrid, y al madridismo, en estos dos últimos años (desde el 2008), que no solo ha logrado esos cuatro triunfos (11 goles a favor y solo dos en contra con un 2-6 que es la joya del barcelonismo moderno) sino que ha provocado el mayor derrumbe blanco de las últimas décadas. Desesperado como estaba por no poder con el Barça de Guardiola, Florentino ha ido agotando balas hasta recurrir a la última que le queda. A Mourinho. Al entrenador que aguardó durante meses para suceder a Rijkaard en el Camp Nou. Al hombre que devolvió la gloria perdida al Oporto. Al hombre que puso al Chelsea en el mapa de la Premier, medio siglo después, pero se estrelló. Al técnico que colocó al Inter en la cumbre con un triplete histórico y salió por piernas de Milán porque le aguardaban con los brazos abiertos en Madrid. En el Madrid.

Todo para cruzarse en el camino del Barcelona, un equipo que se ha convertido en la referencia del fútbol mundial. Y modelo, al mismo tiempo, de la selección española, campeona del mundo. Por todas esas razones, ha venido Mourinho a España. Por todas esas razones, Guardiola trabaja pensando en el clásico como si fuera uno más. Sabiendo, claro, que no lo es.