Regeneración (de órganos)

Hay animales capaces de regenerar alguna parte de su cuerpo cuando se secciona. Se trata por un lado de las salamandras, que tienen la propiedad de producir una nueva extremidad si una de ellas se pierde, y por otro de las planarias, un grupo de pequeños gusanos que pueden incluso regenerar todo su cuerpo a partir de pequeños fragmentos. No es extraño, pues, que se busque si en su genoma hay genes que expliquen estas propiedades tan particulares.

Ambas especies están muy separadas en el árbol evolutivo de los animales, pero han sido modelos bien estudiados por esas propiedades particulares. En ambos trabajos han participado varios grupos internacionales liderados por investigadores alemanes. Conseguir los dos genomas ha sido complicado y se han aplicado nuevas técnicas que están apareciendo. El de la salamandra es de una especie mexicana, el ajolote, que tiene una capacidad de regeneración especialmente importante. Su genoma es muy grande, diez veces más que el genoma humano. Por su parte, la planaria es una especie mediterránea que ha sido estudiada en profundidad por grupos de la Universitat de Barcelona y su genoma es unas cuatro veces más pequeño que el humano. Sin embargo, los dos genomas tienen un número de genes similar entre sí y con el de la especie humana.

Hay que decir que, con los datos del genoma de estos dos animales, no se ha hallado todavía el secreto de la capacidad de regenerar órganos que tienen estas especies. En los nuevos genomas se encuentran diferencias en su estructura y en la forma como se regulan genes que intervienen en la formación de las extremidades y que habrá que estudiar con detalle. Cada especie ha seguido caminos diferentes en su adaptación a las circunstancias cambiantes a que se enfrenta y en algún momento encontraremos rastros en su genoma de cómo lo han hecho. También será necesario investigar si de alguna de ellas podemos extraer alguna información que interese, como por ejemplo regenerar un miembro amputado o tejidos dañados.