Promiscuidad

Nuestros ancestros 'Homo sapiens' tuvieron contacto con otras especies humanas

PERE PUIGDOMÈNECH

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Durante los últimos meses se han publicado estudios que demuestran que la relación de los humanos cuando salieron de África fue estrecha con neandertales y otras especies cercanas. En diferentes grupos de humanos actuales se van encontrando restos del genoma de aquellos intercambios que debieron de ser frecuentes durante miles de años.

En el mundo actual no hay ninguna especie más cercana al 'Homo sapiens' que el chimpancé, pero no siempre ha sido así y ahora encontramos detalles de especies que evolucionaron de forma independiente. La más conocida es el hombre de Neandertal, que vivía en Europa cuando llegaron los humanos procedentes de África. Sabemos que había otros homínidos, como los denisovanos, especie cercana al neandertal que vivía en Siberia y de la que tenemos muy pocos restos pero todo un genoma.

Los últimos estudios demuestran que en el genoma de los humanos hay entre un 2% y un 5% de genoma de neandertales y denisovanos. En los europeos, la incorporación se pudo haber hecho en dos ocasiones: una hace 100.000 años, en los inicios de la llegada de los humanos a Oriente Medio, y otra más reciente. En los pueblos de Asia oriental se encuentra otro ADN de neandertales y en los de Melanesia hay genoma de denisovanos. Evidentemente, en los africanos no aparece. Con la llegada de los humanos modernos debió de haber relaciones intensas y frecuentes antes de que estas especies se extinguieran.

La cuestión ahora es saber si este ADN que queda en el genoma de diferentes poblaciones tiene un efecto sobre cómo somos los humanos. Ya se dijo hace un par de años que genes que provienen de los denisovanos pueden haber ayudado a los habitantes del Tíbet a vivir en grandes altitudes. Las regiones del genoma donde hay genes importantes para los humanos, como los que tienen que ver con el habla o con la fertilidad, son 'desiertos' de ADN externo al humano. Las especies cercanas a la nuestra se extinguieron, pero llevamos su recuerdo en nuestros genes.