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Recompensa

Ciertas ideas religiosas ayudan a que las sociedades mantengan la cohesión

PERE PUIGDOMÈNECH

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De forma esporádica resurge el debate sobre la posible incompatibilidad entre la ciencia y la existencia de Dios. No lo resolveremos hoy. Hay grupos de investigación que tratan de analizar en qué momento han aparecido las ideas religiosas y si han servido para favorecer unas sociedades respecto a otras. Se acaba de publicar un estudio que concluye que ciertas ideas religiosas ayudan a que las sociedades mantengan la cohesión.

Las religiones tal y como las conocemos actualmente aparecieron en un momento histórico determinado. Sobre la base de creencias anteriores, en las sociedades organizadas se estructuran relatos de dioses que mantienen las reglas del universo y que intervienen en los asuntos humanos. Estos dioses pueden ser múltiples o únicos, tener un comportamiento similar al de los humanos o ser entidades abstractas. Hace unos 2.000 años aparecen las grandes religiones.

EL INTERÉS GENERAL

Un grupo de investigadores internacionales liderados desde Canadá han estudiado, mediante encuestas y juegos, ocho grupos de lugares distantes como América del Sur, África, Siberia o islas del Pacífico que viven según costumbres bien establecidas y que practican diferentes religiones.

El objetivo es hallar si aquellos que creen que hay un Dios que conoce sus actos, recompensa las buenas acciones y castiga a los malos son más propensos a ayudar a correligionarios que no conocen. Los resultados indicarían que estas creencias ayudan a los individuos a poner por delante el interés del grupo en que está integrado que el beneficio propio.

Ya hace tiempo que se propone que las religiones ayudan a mantener la cohesión de grupos sociales. El presente estudio demuestra que el fenómeno se da en lugares muy distantes y en entornos religiosos muy diferentes. Pero ahora los tiempos cambian y es difícil saber cómo este pensamiento religioso puede evolucionar. Por un lado tenemos sociedades democráticas en las que hay otras vías para mantener la cohesión social. Por otra parte en ocasiones aparece alguien que da la vida (o la de los otros) por su grupo con la creencia de una recompensa divina.