EL ADN DE LA SEMANA

Honestidad

La corrupción política en un país crea ciudadanos menos honrados

PERE PUIGDOMÈNECH

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En estos tiempos de incertidumbres políticas, un factor que pedimos a aquellos que nos gobiernan es un cierto nivel de honestidad. Pero si queremos que la sociedad funcione, también es necesaria en su conjunto. En un artículo reciente se hacen experimentos con jóvenes de 23 países de todo el mundo para encontrar si el grado de honradez personal que demuestran estos jóvenes es más alto allí donde hay menos corrupción pública.

El trabajo es un experimento relativamente sencillo que ha sido coordinado por investigadores ingleses con fondos europeos y británicos. Se trata de proponer a los individuos un juego en el que, encerrados en una cabina, informen de los números que salen al tirar un dado. Se les recompensa con dinero dependiendo de los números. Si dicen que sale el número 1, se les pagará una unidad; dos unidades si sale el número dos y así sucesivamente excepto cuando sale el 6, en el que no se les dará nada. No hay grabación de lo que hacen, pero la media de todos los juegos debería ser la misma en todos los casos. Si hay desviaciones se demuestra que hay individuos que mienten. La primera observación es que no hay ningún caso en el que los jugadores sean todos honestos o todos deshonestos.

El experimento continúa definiendo un índice que debería medir si el país tiene prácticas que no respetan las reglas establecidas teniendo en cuenta el grado de democracia, la evasión fiscal y la corrupción según medidas internacionales. No es de extrañar que los países donde hay una práctica más general de violación de las reglas son aquellos donde los estudiantes engañan más. España se encuentra entre los países estudiados. Granada, donde se han realizado los tests, aparece en una zona intermedia entre los países europeos donde hay menos violación de las reglas y los países donde hay más. La conclusión esencial es que el ejemplo que reciben los jóvenes es lo que les empuja a que se comporten de forma más honrada, y eso necesita que la sociedad construya instituciones fuertes y respetables.